Crónica sobre una visita de nuestra corresponsal Amalia Vargas a comunidades originarias del territorio del norte de Tenochtitlán, conocido hoy como México. Entre ellas, la Tribu Yaqui, Wixarikas, Lakota, Mayo y P’urhépecha.

En esta primera entrega hablaremos acerca de las comunidades de las regiones purépechas de la Meseta, la Rivera del lago de Pátzcuaro, la Cañada de los Once Pueblos y de la Sierra donde se celebra durante los primeros días de febrero la Ceremonia De Encendido Del Fuego Nuevo

La tradicional ceremonia Kurhíkuaeri K’uínchekua (Año y Fuego Nuevo P’urhépecha) es una celebración de renacimiento de la cultura purépecha que se realiza cada primero de febrero.

Mantiene al menos tres principios centrales: no se permite la intromisión de los partidos políticos, ni la participación de las religiones occidentales o la intervención de instituciones gubernamentales o privadas. Es una celebración originaria, autónoma e histórica del pueblo purépecha.

De acuerdo a la comunicación de Pavel Guzmán (el carguero del Fuego Nuevo), la celebración Kurhíkuaeri K’uínchekua es una construcción histórica del pueblo purépecha, movimiento que lucha por la recuperación de las raíces p’urhé; es un elemento generador de orgullo e identidad frente al mundo mestizo. Esta celebración prehispánica se celebra en Morelia, Michoacán, desde 1983.

La ceremonia es un elemento generador de orgullo e identidad, una organización que busca la autonomía cultural indígena; un medio para el rescate y fortalecimiento del idioma p’urhépecha que es símbolo de resistencia, y sobre todo, es camino para la construcción de su propio devenir histórico.

El contexto histórico del surgimiento de ésta tradición entre los p’urhépecha, se encuentra en general, predominado por luchas campesinas e indígenas durante la década de 1970-1980, con movimientos sociales de los pueblos originarios en los estados de San Luis Potosí, Jalisco, Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Hidalgo y Puebla (Blanca Rubio / Resistencia campesina y explotación rural en México), y en particular, está íntimamente ligado a la lucha por la tierra comunal y el trabajo colectivo de Santa Fe de la Laguna de 1979. (José Luis Soto / Arte y simbología del Año Nuevo P’urhépecha).

En la época actual, la ceremonia se encuentra relacionada al ciclo agrícola, registrándose en el cenit del paso de la constelación de Orión. En éste entorno, el 1 de febrero de cada año, se realiza una ceremonia de renovación del Fuego Nuevo (Ch’upiriJimbaŋi) y el inicio del Juchári Uéxurhini (Año Nuevo P’urhépecha), ceremonia que se realiza con gran respeto, evocando emotivamente a los ancestros y las raíces de Juchári Ánchekuarhikua (Nuestro Trabajo).

“La ceremonia Kurhíkuaeri K’uínchekua, es una celebración de renacimiento de la cultura p´urhépecha. Es una celebración originaria, autónoma e histórica del pueblo p´urhépecha. Donde la familias, el pueblo fortalece el Honor Comunitario Juchári Jakájkukua (Nuestra Cosmovisión) y Juchári P’urhéjkukua (Nuestro Espíritu Guerrero), lo anterior en honor al dios Kurhíkuaeri (Curicaueri, deidad solar, la guerra y principal deidad p’urhépecha, representado por el águila, el núcleo de obsidiana, el fuego y un guerrero)”, según Guzmán

EL ABUELO FUEGO “KURHÍKUA”, RELATO DEL CAMINO

La ceremonia se llevó a cabo en la comunidad de Erongarícuaro, en la ribera del lago de Pátzcuaro, y el fuego fue trasladado días antes desde la comunidad de Capacuaro, municipio de Uruapan, tras una caminata que duró varios días, en la que muchos comuneros llevaron a cuestas el fuego para su renovación en la nueva sede. Participaron personas de todas las comunidades y algunos países como Perú, Colombia, Argentina acompañando esta antigua ritualidad. Por un largo camino de montaña donde las familias recibieron a los caminantes del fuego con alimentos tradicionales y agua fresca, se vivió una gran celebración repleta de amor, hermandad y cantos.

Durante la caminata más de veinte Mujeres Sahumadoras fueron limpiando el sendero con copal y con hierbas medicinales. Una peregrinación sagrada, purificada donde el fuego fue el protagonista tanto en los sahumadores de las mujeres como en el gran fuego llevado por los hombres.

Al arribar al pueblo fuimos recibidos por una banda de músicos que interpretaban un hermoso son P´urepecha. Mientras las sahumadoras se acercaban danzando, los niños, niñas y mujeres con largas trenzas multicolores alzaban banderines. Con el humo se produjo una atmosfera de magia, alegría y canto, el cansancio y el dolor de los días de caminar desaparecieron. Una vez arribados a la plaza los hombres subieron el fuego a una pirámide de adobe, cuatro mujeres abuelas llamadas nanas, le cantaron al abuelo fuego hasta que se durmió y lo cuidaron por unas horas. Al otro día entre varios prendieron el nuevo fuego en una yácata de adobe, al mismo tiempo todos prendieron un leño formando así un mar de fuegos encendidos.

Este fuego mayor permanecerá en Eronguarícuaro cuidado por las familias hasta 2024, momento en el que será trasladado a Ocumicho, municipio de Charapan y nuevamente se repetirá el ritual.

¿QUÉ SIGNIFICA KURHÍKUAERI? ¿CUÁLES SON LOS SÍMBOLOS DE ESTA CELEBRACIÓN?

La palabra Kurhíkuaeri etimológicamente, deriva de la palabra “kurhíkua”, que significa “fuego” y “eueri” de “eri” que quiere decir “somos” (genitivo), es decir, Kurhíkuaeri expresa las palabras: “somos fuego”, (Pedro Victoriano / Fortalecer los valores culturales que sustentan como pueblo a los P’urhepecha, objetivo de K’urhíkuaeri K’uínchekua).

A las anteriores categorías, se suma el pensamiento ¡Juchári Uinápekua! (Nuestra Fuerza), expresión de la bandera p’urhépecha que sintetiza más de 500 años de resistencia, lucha y dignidad p’urhépecha, esta frase se vino diciendo durante toda la marcha como grito de fortaleza.

En interpretación, somos hijos de Kurhíkuaeri, somos hijos del sol, pero también, pertenecemos a la naturaleza misma, somos un ente más en la tierra. Todos los seres humanos somos iguales, nadie es más o menos: tierra es el cuerpo, porque me alimento de los frutos que la madre tierra da; agua es mi sangre, que mi corazón recibe y envía por todo el cuerpo; aire es mi aliento, porque lo respiro hasta el día que muera y fuego es mi espíritu, porque tengo vida y alegría, pienso y razono, tengo fuerzas y valor para gritar.

Los principales símbolos de la celebración del K’urhikuaeri K’uinchekua son Kurhíkua (Fuego), Míndaskuarheta (Piedra Calendario), Anásïkukua (Bandera) y Ts´iríkuarheta (Lanza-Bastón), elementos que progresivamente se han ido incorporando conforme evoluciona la celebración (Concejo de T’erunchiTamapu de Kurhikuaeri K’uinchekua).

¿CÓMO CUENTAN EL TIEMPO? CALENDARIOS

Como sabemos cada pueblo originario tiene su calendario propio regido por el sol y la luna. Así mismo también el Pueblo P’urhépecha contaban con sistemas de medición del tiempo, por lo menos existían cuatro calendarios prehispánicos p’urhépecha: a) Calendario Solar, que era de 18 meses, cada uno compuesto de 20 días, a cuya cuenta total se agregaban 5 días aciagos o funestos. b) Calendario Agrícola Lunar, dividido en 9 series de veintenas, componiéndose con el ciclo de Venus con los 13 primeros meses solares. c) Calendario Astronómico, determinado por los movimientos celestes. d) Calendario Ritual, que se desarrollaba en los 18 meses del calendario solar con días primarios de festejo rituales, se celebraban un total de 18 fiestas ceremoniales. (Pablo Alarcón / Etnología de los indígenas p’urhépecha).

La ceremonia actual K’urhíkuaeri K’uínchekua se realiza con solemnidad y respeto, se encuentra prohibido ingerir bebidas alcohólicas, consumir cualquier tipo de drogas y alterar el orden público. En síntesis, Kurhíkuaeri K’uínchekua es un movimiento que busca P’ískuntani desenterrar el pasado, Tanhaxutani apuntalar el desarrollo de saberes y prácticas, Uinhaskuntani fortalecer nuestras raíces, Mimixeni conocer el pasado, comprender el presente para sembrar el futuro.

En el devenir histórico, Kurhíkuaeri K’uínchekua se ha convertido en la ceremonia y celebración autónoma más grande del pueblo p´urhépecha. En este tiempo del despertar donde cada vez se está viendo que los pueblos son los que verdaderamente cuidan el planeta y los elementales que ellos dan existencia.

Agradecemos al abuelo Crispín Solorio Huerta por el apoyo, Ignacio Mendoza Campos ambos originario de Eronguarícuaro, Michoacán y a María Macario.

Sedes de las celebraciones donde ya se realizó la ceremonia del Kurhíkuaeri K’uínchekua: 1.- Tzintzuntzan (1983). 2.- Ihuatzio (1984). 3.- Nurío (1985). 4.- San Andrés Tziróndaro (1986). 5.- Angahuan (1987). 6.- Pichátaro (1988). 7.- Tacuro (1989).8.- Santa Fé de la Laguna (1990). 9.- Cheranástico (1991). 10.- Ichúpio (1992). 11.- Cocucho (1993). 12.-Ucasánastacua (1994). 13.- Tarecuato (1995). 14.- Puácuaro (1996). 15.- Sevina (1997). 16.-Janitzio (1998). 17.- San Lorenzo Narhéni (1999). 18.- Tiríndaro (2000). 19.- Cherán (2001). 20.- Carapan (2002). 21.- San Juan Nuevo Parangaricutiro (2003). 22.- Pátzcuaro (2004). 23.- Caltzontzin (2005). 24.- Patamban (2006). 25.- Santo Tomás (2007). 26.- San Jerónimo P’urhénchecuaro (2008). 27.- Chilchota (2009). 28.- Uruapan (2010). 29.- Jarácuaro (2011). 30.- Conguripo (2012). 31.- Nahuátzen (2013). 32.- Tarejero (2014). 33.- Urícho (2015). 34.- Arantepacua (2016) y 35.- Huáncito (2017) y 36.-Naranja de Tapia (2018). 37.- Cuanajo (2019). 38.- Capácuaro (2020). 39.- Comanja (2021). 40.- Ihuatzio (2022) y 41.- Erogarícuaro (2023).

Por Amalia Vargas (Pukio Sonqo)
Fuentes:
Boletín de información sobre disposiciones en torno a la celebración del Año Nuevo P’urhépecha / Arantepacua /2016.
Celebración purépecha Kurhíkuaeri K’uínchekua. Pavel Ulianov Guzmán 2023
Manifiesto del Concejo Kurhíkuaeri K’uínchekua, no a la intromisión de la iglesia católica, partidos políticos e instituciones públicas y privadas / 2019.
Fecha: 15/02/2023