Los Infinitos Secretos De La Chakana
Si el símbolo es ese trazo perceptible que expresa significados que no logran manifestarse por sí mismos, la Chakana o Cruz Andina sería una de las síntesis más apretadas de significados que han orientado la vida humana.
Se trata de una cruz simétrica cuyos ejes vertical y horizontal se unen por niveles intermedios que dan al conjunto el aspecto de una escalera circular de 8 escalones, sin principio ni fin. Un círculo central articula las 4 direcciones del espacio.
Su nombre, en quechua, significa puente o escalera a lo alto y es la figura sin duda más representada en el mundo andino a partir de la expansión del Incario en el siglo XV, desde Ecuador a Chile y Argentina. Su origen, sin embargo, parecería hallarse en la zona costera del Perú, tal como lo demuestra el muro en forma de media chakana en la huaca de Ventarrón, de 4500 años de antigüedad, y la llamada Chakana Chankay, datada hace 4000 años así como la hallada en la ciudad de Caral, del 2500 a.C. La primera en el norte peruano y las restantes en las cercanías de Lima.
Esta figura, reflejo de la constelación de la Cruz del Sur, es síntesis de la cosmovisión andina y un concepto astronómico ligado al recorrido del sol, a las direcciones espaciales, y las estaciones del año, sus ciclos agrícolas y rituales que los acompañan. Una cosmovisión que, lejos de agotarse en una sencilla narrativa creacionista, parte de la noción de Pachamama, cuya complejidad se refleja en la figura de la chakana.
“La Pacha es todo”, dicen en los Andes, pues como en la mayoría de las culturas indoamericanas, en ella la Creación, es decir todo lo que Es, forma parte igualitaria de una totalidad, de la que participa por el solo hecho de existir. Pero Pachamama, está presente también en la concepción del tiempo y el espacio y es allí donde la idea de totalidad parecería comenzar a fragmentarse.
Unidad, dualidad, tríada
Es que el universo andino se compone de tres niveles o pachas: un mundo superior, propio de las aves, los astros y las divinidades, un mundo terrestre habitado por los humanos y seres de la naturaleza y un mundo inferior donde moran los muertos y potencias peligrosas. Son denominados Hananpacha, Kaypacha y Ukupacha en quechua y Alajpacha, Akapacha y Manqapacha en aymara, con el cóndor, el puma y la serpiente como sus respectivos arquetipos. Al mismo tiempo, en el mundo terrestre se distinguen también tres niveles: Urkusuyu, la tierra alta, Taypisuyu, la de altura media o central, y Umasuyu, la tierra más baja.
Dice el mito, sin embargo, que en el momento de la fundación del Cusco, Manco Capac estableció un ordenamiento espacial del sitio dividiéndolo en Hanan Cusco (parte alta, masculina, a cargo de los aspectos políticos y militares) y Hurin Cusco (parte baja, femenina, a cargo de los aspectos religiosos), de cuyas panacas (familias o clanes) igualmente poderosas de las que surgieron sucesivos monarcas o Sapa Inkas.
Si bien el principio de complementariedad entre opuestos existía sin duda entre los pueblos preincaicos, durante el Incanato toda la organización social y política se basó en esta noción y en el concepto de ayni, o reciprocidad, donde toda existencia era concebida en asociación con su opuesto, con el cual no competía sino que se complementaba en aras del necesario equilibrio cósmico donde cada término poseía lo que le faltaba al otro. Noche-día, arriba-abajo, hombre-mujer, sol-luna, fueron algunas de las dualidades que dieron sentido al mundo andino y su devenir.
Esta dualidad, dinamizada por la alternancia –la otra característica de la complementariedad andina - genera un punto intermedio, de articulación, entre ambos términos: la cópula entre hembra y macho, el amanecer y el ocaso entre el día y la noche y el kuti en el cambio de estaciones, cuando en el Willkakuti o Inti Raymi, por ejemplo, el sol renovado se impone sobre la oscuridad dando más horas de luz al día.
Con su apariencia piramidal duplicada en forma refleja, si se imagina la chakana envuelta en el recorrido circular del sol, se puede identificar las horas diurnas en la parte superior, en el mundo de arriba, y las nocturnas en el inferior o inframundo. Ambos niveles son intermediados por el brazo horizontal como plano terrenal en el orden espacial y de pasaje de la oscuridad a la luz y viceversa en el plano temporal.
Verticalmente, según el altar incaico de oro del Coricancha reconstruido por Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua en el siglo XVII, la mitad derecha era el ámbito masculino y el izquierdo el femenino.
Hacia la cuaternidad
Asimismo, la chakana expresa el ordenamiento espacial a partir de un centro, tal como se organizó el territorio de los incas en 4 regiones o suyus alrededor del Cusco. En nuestra ilustración – existen varias versiones de esta distribución espacial- se halla el E en el brazo superior, el O en el inferior, el N a la derecha y el S a la izquierda, por lo que resulta el Antisuyu en el sector E-NE, el Chinchasuyu en el O-NO, el Collasuyu en el S-SE y el Contisuyu en el O-SO.
Los brazos de la chakana y sus escalones intermedios indican también las estaciones del año señalando, en su extremo superior, el solsticio de invierno el 21 de junio, seguido de la gran fiesta de la Pachamama del 1º de agosto. Al brazo de la izquierda, con el equinoccio de primavera el 21 de septiembre y la tierra recién sembrada, le sigue el día de difuntos. El brazo inferior marca el solsticio de verano, el 21 de diciembre, época de maduración con la bendición de Nuestra Señora de Copacabana el 2 de febrero y más tarde el carnaval. Hacia la derecha, el equinoccio de otoño, el 21 de marzo exalta la culminación de la cosecha, y luego la fiesta de la Chakana el 3 de mayo, cuando la Cruz del Sur asume la forma de una cruz perfecta en el firmamento.
Centro, armonía y totalidad
Fragmentada en tantas parcialidades, de la unidad a la dualidad, a la tríada y la cuaternidad, la totalidad Pachamama parecería desarticularse en la chakana a no ser por el Centro, punto unificador que representa la energía y principio original, cuya dinámica de alternancia entre opuestos es generadora de la existencia como un todo. Es lo que funde la multiplicidad de los opuestos en la Pachamama, la unidad del Ser.
Por María Ester Nostro
Fuentes:
González, Federico. El simbolismo precolombino. Edit. Kier. 2003, Bs.As.
https://pueblosoriginarios.com/sur/andina/inca/chakana.htm
https://mjdunjo.com/2014/04/13/senales-simbolismos-y-significados-la-chakana-25
Fecha: 02/08/2024
- Fuente
- Escrito por María Ester Nostro
- Categoría: Buen vivir