Una convicción espiritual que va más allá del bienestar occidental. Una forma de vida diferente.

por Fernando Huanacuni Mamani *

Occidente ya sabe que no es viable la forma de vida a la que ha llevado a la humanidad. Los países en un afán de desarrollo, de progreso, orientados únicamente hacia la generación de riqueza, han ido generando desequilibrios y deterioro en la Madre Tierra, compitiendo para elevar su nivel de PIB (Producto Interno Bruto) y ser catalogados como países desarrollados.


Pero desde diferentes espacios han surgido críticas a esta forma de medir el “bienestar” de un país y en este sentido se plantean alternativas para buscar nuevos indicadores. Entre estos planteamientos encontramos el Índice del Planeta Feliz, el Índice de Felicidad Interna Bruta (FIB), o el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH).

Los pueblos originarios planteamos una forma de convivencia con el propósito de cuidar el equilibrio y la armonía que constituyen la vida. Este planteamiento es el Vivir Bien/Buen Vivir, basado en principios y valores ancestrales.

El vivir bien está ligado a la “espiritualidad” y esto emerge de un equilibrio entre el pensar y el sentir. Sin embargo en estas sociedades modernas se ha promovido una ruptura entre ambos priorizando la expresión y comprensión de la vida a partir sólo de la racionalidad.

Si el ser humano no ama, no cuida, no protege, ni respeta la casa en la que vive, ni a los demás seres que en ella viven, indudablemente camina hacia su destrucción.

Vivir Bien/Buen Vivir está ligado a saber convivir, así que para poder visibilizar, expresar o proyectar el suma qamaña, sumak kawsay o Vivir Bien/Buen Vivir, se tienen que restablecer las armonías con uno mismo, con la pareja, con la familia, con la comunidad, con los ancestros, con la Madre Tierra y con el Padre Cosmos, y estas armonías se expresan a través del cuidado y el respeto, y cuidamos no porque es ajeno o porque una norma lo dice, sino porque somos nosotros mismos; el deterioro de ese algo aparentemente externo, es el deterioro de todos nosotros, más aún del conjunto, y ese conjunto es la comunidad, no sólo de seres humanos, sino la comunidad de vida.

Cuando se quiebra el equilibrio del ser humano con la Madre Tierra, surge la violencia, por lo tanto la paz no es algo que pueda esperarse o exigirse cuando no se tiene en cuenta este equilibrio.

Es evidente que en las áreas urbanas y, de manera más alarmante, en aquellas más “desarrolladas”, a pesar de sus altos índices de PIB (Producto Interno Bruto), que hace que “vivan mejor”, no están viviendo bien, pues lo que más se protege a través de sus leyes, son las individualidades y esto ha generado, insensibilidad, desintegración, soledad y por ende sufrimiento.

Indudablemente Occidente está en crisis. Si bien los países del primer mundo, los países “desarrollados” viven mejor en términos económicos, no viven bien, pues sólo el bienestar material de ninguna manera nos asegura la felicidad.

Vivimos en una sociedad moderna y eso nos permite darnos cuenta de que hay una estructura que está fallando. Esa estructura obliga al establecimiento de jerarquías y a la competencia y eso nos está dañando; por lo tanto el mundo moderno necesita ayuda.

Para algunos nuestro planteamiento parece ser un “nuevo catecismo”; pero ni es nuevo, ni es catecismo, es un antiguo paradigma. Sumak Kawsay, Allin Kawsay, Suma Qamaña, Suma Sarnakaña, Teko Kavi, Ñandereko, Küme Mongen, son una antigua forma de relacionamiento que ha permitido relaciones de vida con respeto y cuidando el equilibrio de la Madre Tierra.

Otros dicen que el Vivir Bien/Buen Vivir es algo utópico, algo irrealizable, una idealización. Pero ¿acaso no necesitamos de una utopía, de un horizonte para caminar? Además los pueblos antiguos generaron la “cultura de la vida”, vivieron con respeto, han tenido sin duda dificultades y desencuentros, pero no se han generado los abismos entre seres humanos que podemos ver hoy; cuando la modernidad ha negado el alimento a millones de personas, algo tan esencial y básico en la vida, cuando existen tantos sumidos en la pobreza extrema y tan pocos gozan de una riqueza extrema también.

No vamos a entrar en la misma lógica que utiliza occidente que pretende medirlo todo. Nuestra lógica es distinta y en el planteamiento del vivir bien no todo es medible, lo más importante no se puede medir; la conciencia, la armonía, la felicidad, la espiritualidad. El Vivir Bien/Buen Vivir no es cuestión solamente de accesibilidad a los servicios, se trata de una convicción espiritual que va más allá del bienestar occidental. Lo que estamos planteando es una forma de vida totalmente diferente a la forma moderna y los que se oponen seguramente temen perder los privilegios que esa desigualdad les ha brindado y por eso están contentos con la forma de vida actual. Nosotros no lo estamos.

¡Jallalla! Sarantaskakiñani. Sigamos Caminando
*Aimara. Líder de la Comunidad Sariri de La Paz, Bolivia.Referente insoslayable en cosmovisión andina.

“Si el ser humano no ama, no cuida, no protege, ni respeta la casa en la que vive, ni a los demás seres que en ella viven, indudablemente camina hacia su destrucción.”