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Nuestro corresponsal, profesor de historia y werken del lof Vicente Catrunao Pincén da cuenta de una jornada de homenaje a los pueblos originarios en Puán, Provincia de Buenos Aires junto a sus alumnos

Fue una jornada para hacer visible la realidad de nuestros pueblos originarios. Cada 19 de abril se celebra el Día del Aborigen Americano y, en esta ocasión la Escuela Secundaria Nº 5 de Puán y el Museo Municipal Ignacio Balvidares se unieron para una charla destinada principalmente a alumnos del nivel secundario titulada “¿Quiénes somos?, el desafío de recuperar identidades”

La actividad se desarrolló por la mañana de ese dia en el Espacio Cultural “El Mercado” y contó con la presencia del profesor de Historia José Luis De La Fuente Izquierdo, director de la mencionada institución educativa y con mi participación , en calidad también de profesor de Historia y chozno de quien fuera el cacique Vicente Catrunao Pincen, cuyas tolderías ocuparon, en el Siglo XIX, el territorio del actual distrito de Puán.

La apertura de la Jornada estuvo a cargo de la Directora del Museo Balvidares, Téc. Jorgelina Walter quien brindó la bienvenida. Luego la alumna Carla Prodpulleenko leyó unas palabras alusivas. La primera disertación estuvo a cargo del profesor De La Fuente Izquierdo quien indagó acerca de la presencia cultural indígena en la localidad de Puán, como así también las políticas llevadas a cabo por el Estado Nacional en el Siglo XIX con el objeto de hacer invisible al mundo aborigen. Repasó la actualidad de los pueblos originarios, sus reivindicaciones, la lucha por sus derechos y la necesidad de reconocerse como sujetos activos de una cultura.

Por mi parte saludé a los alumnos en lengua originaria y me aboqué a dar a conocer algunos aspectos de la cosmovisión del pueblo tehuelche- mapuche. Aclaré un poco las diferencias entre indigenistas e indigenas, charlamos sobre el kultrún -el tambor de ceremonias- lo que significa, su utilización, y lo relacioné con la chakana, la cruz andina. Después conversamos sobre la identidad indigena que se encuentra latente en Puán que si bien no está a la luz, existe. Basta con ver la cantidad de topónimos de algunos lugares como Pelicura, Puan, Pichi winca, Pincén, y muchos otros.

Reflexioné sobre la diversidad de culturas que confluyeron en Puán, más allá de que hice hincapié en la nuestra. De esta manera pude llegar a la conclusión de que esta región no solo es tierra de inmigrantes europeos. Es más, a través de lo que a nosotros nos parece en el significado de la misma denominación Puán, podemos apreciar la presencia de las culturas originarias : en nuestra cosmovisi al alma de los vivos se le dice am, y cuando todas ellas están juntas se dice puam. Además nuestros ancestros eligieron siempre ir a morir a las montañas, sus almas están ahi y al dia de hoy no son solo las de ellos, sino las de todos que ya no están con nosotros.

Relaté mis vivencias personales como descendiente del legendario cacique y los consejos que mis mayores me han impartido desde la niñez. Para finalizar regalé a los presentes una de las frases que más atesoro y que traducida al español es: “ Tener buen corazón para tener buenos pensamientos”.

El escrito de los alumnos

Como aporte a la Jornada, los alumnos de la Escuela Secundaria Nro 5 escribieron un texto que a continuación transcribo:

“En los umbrales del Siglo XIX, con la Argentina consolidada como país unificado, dotado de una Constitución, ese proyecto de Nación necesitaba ganar para el Estado tierras productivas, que favorecieran el desarrollo económico. Para lograr ese objetivo, la elite gobernante planeó y ejecutó lo que sería un genocidio, es decir el exterminio sistemático de los pueblos originarios, que ocupaban vastos territorios.

El Día del Aborigen Americano se estableció en 1940, durante un Congreso de Indigenistas realizado en México y convocado por su presidente Lázaro Cárdenas, que tenía antepasados en los pueblos originarios. Lo más llamativo es que los indigenistas que concurrieron de todos los países, no eran indios, sino blancos interesados en temas indígenas”, aclaró Pincén al comienzo de la charla.

Olvido y despojo

En cuanto a la actualidad de los miembros de los pueblos originarios sobrevivientes de aquella masacre, ambos profesores coincidieron en que continúan siendo discriminados y no se han integrado, llegando a convertirse en seres sin identidad, despojados de su cultura y vedados de ser parte activa del mismo Estado que los aísla.

“Es momento de integrarlos, de respetar el espíritu intercultural de la Constitución de 1994, por ejemplo con la implementación de las clases multiculturales en quechua o guaraní y castellano”, expresaron.

“Sus tierras les fueron arrebatadas y fueron destinados a lugares donde la naturaleza no los provee de los recursos suficientes, carecen de los derechos básicos, como el del acceso al agua (en muchos casos recorren varios kilómetros para obtenerla), la salud o a una completa alimentación. En el Norte y el Litoral, donde una vez vivieron tranquilamente, hoy se extienden miles de hectáreas cultivadas de soja”, indicó De La Fuente, Director de la Escuela Secundaria N° 5 “Octavio Lavigne”. Y señaló que los Estados nacionales reconocen a sus pueblos originarios, pero al mismo tiempo los exponen como objeto de discriminación y abusos.

“Todo este proceso de invisibilización comenzó a fines del Siglo XIX, con el exterminio. Sumado a eso, siempre existió en la sociedad el natural temor a lo diferente, siendo considerado una amenaza.

Reivindicación

El “blanco” vio en el indio a un bárbaro. Por eso se los confinó en cárceles o campos de concentración a lo largo de la frontera, donde se los explotaba laboralmente y se los separaba de sus familias. Otros eran llevados a grandes distancias, solos, sacándolos de sus tierras y trasladándolos a provincias lejanas con las que el individuo no tenía ningún tipo de filiación. Los niños fueron relegados en orfanatos o regalados a ciertas familias.
Debemos reivindicar a estos pueblos, garantizándoles el acceso a sus derechos porque ellos también son argentinos.

A los indios no solo se los mató físicamente, sino que mataron sus tradiciones, llegando a hacerles sentir vergüenza de su lengua, de su historia, de su vestimenta. Eso se transmite de generación en generación”, apuntó el Director de la Escuela. Jeremías, uno de los alumnos presentes en la charla, reconoció que “es muy triste de hablar de esto pero es la total realidad”.

El kultrún

En Puán, entre las cosas cotidianas, encontramos objetos que nos acercan a los pueblos originarios.“Muchos de nosotros llevamos sangre indígena, solo que algunos lo reivindican y otros lo niegan”, explicó Pincén.

El docente se refirió al uso del kultrún y recordó que su figura aparece en el actual logo de la Municipalidad de Puán. Se trata de un instrumento de percusión usado para producir música y como herramienta para convocar a los espíritus y a Futa Chao, máxima deidad con identidad masculina y femenina al mismo tiempo. También servía de calendario, para seguir de cerca los tiempos de cosecha y siembra.

Estaba fabricado con un cuenco de madera, en su interior poseía piedras, y se recubría por encima con cuero del estómago del caballo. Era usado por las machis, mujeres que servían de conexión con el universo de los dioses. El kultrún representaba también la cosmogonía mapuche, pueblo del que Pincén reconoció ser descendiente, aclarando que por sus venas también corre sangre tehuelche.

Otro de los elementos ligados a la iconografía de Puán, es la llamada “guarda pampa” (chakana en el mundo incaico) que no es originalmente mapuche, pero que es prueba del intercambio cultural que existía entre pueblos originarios distantes entre si.

Sobre el reconocimiento que la historia les debe a los pueblos aborígenes, los docentes mencionaron que algunos caciques e indios que tuvieron protagonismo fueron recordados con la imposición de sus nombres a calles de pueblos y ciudades.
“Una particularidad es que esas calles están ubicadas casi siempre en la periferias de los centros urbanos”, admitió De La Fuente.

Eduardo

En tanto, al repasar la historia de su familia, Pincén contó que muerto el Cacique Vicente Catrunao, sus hijos y restantes familiares, fueron dejados a cargo de un soldado de nombre Eduardo Racedo. Este les permitió a los Pincén conservar su apellido y por ese motivo, hasta hace poco tiempo se mantuvo la tradición de que el hijo de la primera generación de cada familia se llamara Eduardo”.

Hasta aquí lo que los alumnos escribieron como su síntesis de la Jornada, que sin dudas contribuyó a contestar la pregunta “¿Quiénes somos?, el desafío de recuperar identidades”. Seguiremos trabajando en esta dirección para ser fieles al mandato de nuestros ancestros.

Por Eduardo Javier Pincén
Fecha: 11/5/2016

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