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Una propuesta para que un pueblo originario pueda reconstruir y reciclar su economía tradicional en la Patagonia argentina

Hace tiempo, casi 10 años que estoy viendo en la provincia en que crecí, Santa Cruz, una cantidad de guanacos muy superior con respecto a años anteriores. No tengo registro en mi memoria de haber visto en los largos viajes por tierra con mis padres desde muy chica, tantos guanacos en las rutas y campos. Era una sorpresa y una alegría ver algún choique (ñandú) o guanaco en la ruta. Sin denominarlo plaga, los guanacos crecieron en su población.

Los motivos son varios, fundamentalmente la falta del depredador natural: el puma, y del indígena que lo cazaba para comer y abrigarse. Por otro lado, hace un tiempo que visito muy de vez en cuando la comunidad tehuelche de Camusu Aike, por simple querer acercarme a un grupo de representantes del pueblo fuerte que habitó desde tiempos inmemorables la Patagonia. Lo hago en un intento de querer entender que pasa hoy con ellos y como pueden volver a vivir en este suelo como se lo merecen, con sus tradiciones y cosmovisión.

Tienen olvidada su forma de vida primera, lo que no quiere decir que no existan o se hayan extinguido, como muchos creen y aseguran. Tampoco quiere decir que tengan que volver a vivir en toldos, vestidos con cueros, comunicándose con fogatas, trasladarse solo a caballo y alimentarse de la recolección y la caza. Si hubieran podido ser, muy diferente sería hoy su realidad.

Conversando con ellos, me cuentan que recuerdan algunas ceremonias de sus padres y abuelos, ellos creen que no se hacen más y se refleja en sus ojos la tristeza de sentir que una parte de ellos se murió. En un intento de “ayudarlos a vivir mejor” - algo que discutiría en otro momento - algunos gobiernos y personas con, no lo dudo, buenas intenciones, tratan de acercarles “distracciones” Me contaba una señora que iba a ir un profesor de manualidades a enseñarles a hacer “artesanías con palitos”…..en ese momento pensé que era como tratar de enseñar platería en el Amazonas, no es que no se pueda hacer, pero me inclinaría por collares con plumas de colores y semillas….

Hacia una restitución de la economía tradicional

También recordé -cuando daba clases de cerámica- a los alumnos que tenían “un antepasado indio ceramista”, y que tenían una facilidad natural para conectarse y trabajar este material, hasta los mismos compañeros comentaban que llevaban esta destreza en la sangre. Algo de eso hay, no es aprender, es recordar y darnos el espacio para contactar y desarrollar.

Juntando estas tres visiones y entendiendo que cada hombre tiene que desarrollar su sustento y acomodar una acción económica que le quede afin, es que pensé en los tehuelches que basaban su economía en la caza del guanaco. Pensé en la sobre población de este animal, consecuencia también de una ley de control de caza, que detuvo al otro depredador : el “hombre blanco”, que con el afán de tener más pasto para su ganado, combatió la presencia de los guanacos en el campo. Hecha la ley, no se cazó más y el guanaco volvió.

Hoy siento que tenemos la obligación, simplemente porque la historia y los tiempos así lo reclaman de que se le pueda restituir al tehuelche por lo menos su fuente natural económica. Ante la necesidad del ganadero de controlar nuevamente los guanacos en el campo, que mejor que dejar en manos de los pueblos originarios el aprovechamiento, en forma controlada , de éstos animales. Devolverles a las poblaciones que lo vinieron haciendo antes de que los “blancos” llegáramos a sus tierras y los priváramos entre muchas otras cosas de su recurso genuino.

No digo que lo que sobra de las distintas explotaciones económicas se derrame para el indígena, como oí por allí, digo que sea este el que se pueda capacitar en todo lo que necesita para tomar de la tierra lo que la tierra le brindó siempre.

Los ovejeros en Santa Cruz crían animales para vender su carne y su lana, eligieron la oveja, porque los colonos europeos era lo que sabían hacer. Les fue más fácil seguir con la tradición familiar y vender a Europa, lana de oveja y carne de oveja.

Hoy sabemos que la lana de guanaco es superior y la carne de guanaco también se puede comer y hay otras herramientas para ofrecerlo en los mercados, entonces algunos en lugar de querer sacar a los guanacos de sus campos, los quieren explotar.

Mientras tanto el originario de hoy, entendió que la oveja no se toca porque es del “blanco”…..¿ que le contestamos con respecto al guanaco y el choique que son animales salvajes y no tienen ni marca ni señal ? Si la ley permite hoy su explotación, ¿ por qué lo va a hacer el “ blanco ” ?

Viajando por Ecuador estuve en un Parque Nacional. Era un manglar y se declaró Parque Nacional a pesar que la comunidad que allí vivía tenía como sustento económico la caza del cangrejo. Muy lejos de trasladar a las personas de ese Parque se les dio la posibilidad de ser guias del lugar y se les permitió seguir cazando este animal solo a ellos, a los habitantes de esa comunidad. Se controla que solo cacen 96 piezas por persona por día. Con ello logran que no se depreden los cangrejos, que no baje el precio en los mercados, controlan la superpoblación y viven de lo que saben hacer…….nadie les quitó su lugar y en cambio se les permite desarrollarse de acuerdo con sus pautas culturales. Algunos solo cazan, otros se dedican a juntarlos, llevarlos al pueblo y venderlos, otros los cocinan en los restaurantes, otros los estudian, otros los dibujan o hacen réplicas y las venden en las tiendas de artesanía y arte……cada uno elije que hacer con su sustento genuino.

¿No sería bueno que los tehuelches tengan esta oportunidad ? ¿ O vamos a seguir quitándoles la posibilidad de vivir de lo que siempre hicieron? Algunos “blancos” les quitaron todo, ¿no es tiempo que otros –en un proceso de consulta y acuerdo con ellos- ayudemos a que ellos hagan con sus recursos lo que quieran ? Entiendo que el humano, a pesar de muchas cosas tristes que hoy pasan evolucionó; entiende, incluye más que antes. Sigamos evolucionando como humanos y reconozcamos acciones que hemos hecho mal y ya que tenemos la oportunidad empecemos a equilibrar las oportunidades, por lo menos reconociendo que el guanaco no le pertenece solo al propietario del campo.

Tal vez con un trabajo y encuadre legal que otorgue permiso y responsabilidad a los miembros de comunidades indigenas, estos tengan permiso para utilizar el recurso del animal en propiedades privadas ( porque así lo dice la ley argentina) o cazarlos en las que se permite cazar.

Podría ser un muy buen recurso para generar ingresos genuinos. No solo con la comercialización de la lana del guanaco, que es una fibra maravillosa, también su carne se puede utilizar, sus cueros, se pueden confeccionar prendas tanto industriales como artesanales, un sin fin de actividades… y en la cadena de comercialización seguro que más de un paisano tehuelche a los que les guste el comercio, tendrían hoy su oportunidad.

Por Adriana Ariztizábal
Fecha: 14/9/2016

Nota relacionada:
Revitalización de la lengua tehuelche en Camusu Aike, 21 de mayo 2016

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