El regreso del puma a los territorios pampeanos después de 60 años: una señal de tiempos de cambio y energías ancestrales que buscan devolver armonía a la región.

Hace varios años atrás, yo participaba de un encuentro mapuche en la localidad de Los Toldos, provincia de Buenos Aires. En esa ocasión tuve el privilegio de conocer al lonko José Quidel y al machi Victor Caniulian, ambos de Gullu Mapu (Chile) Ellos desarrollaron un interesante tema relacionado a la energía proveniente de los nombres o pulli: en nuestra cosmovisión la estructura cósmica se abre y se subdivide en espacios, como si fueran hojas dentro de un libro, en otras dimensiones espirituales, como por ejemplo aquellas asociadas a los nombres. Así encontramos que desde el wenu mapu y desde esa dimensión espiritual provienen los nombres de las personas con conocimiento, al que pertenecen los grandes lonko, las machi, o las pillan kuse; luego está el ragnin wenu mapu, dimensión que corresponde a los nombres asociados a los astros y los elementos, el lugar del viento, del trueno, del Sol. También encontramos el pulli mapu, un lugar ubicado en la superficie de la tierra y del cual provienen los nombres de lugares y de animales; y por último el espacio del minche mapu, que corresponde a los nombres relacionados a las piedras y los metales: la piedra, el pedernal, el oro.

Después de esta charla el machi me llama y me pregunta cuál es mi nombre, yo le contesto que me llamo Pincén (dueño de la palabra). El machi me dice que ese no es un nombre, porque estos siempre van ligados a un elemento de la naturaleza. Al ver que yo no lograba entender y encontrar mi verdadero nombre el machi me dice que me vaya afuera, al aire libre, a pensar, y que él por su parte iba a hacer lo mismo.

Cuando estoy saliendo me encuentro con una hermana que vive en Junín, Claudia Lámelza, le cuento lo que me pasa y ella decide acompañarme; sus ancestros eran de la comunidad de Vicente Catrunao Pincén. Después de un rato, recuerdo tres nombres asociados a mi tatarabuelo: Catrunao, Catunao y Catinao. Regreso entonces a la reunión y le comento mi recuerdo a la maestra de lengua Fresia Mellico. Ella estaba dando una clase y la suspende para que todos los hermanos participen y les dice: “Tenemos que ayudar al hermano Pincén a que encuentre su nombre”.

Luego de un breve debate y análisis yo aporté características de la personalidad del lonko Vicente Catrunao Pincén y expliqué como se preparaba él para cazar pumas y jaguares, danzando sobre el fuego a la noche con una lanza corta y un cuchillo, tratando de mimetizarse con el espíritu del animal.

Con esta información se llegó a la conclusión de que mi nombre era Catrunao o “cazador de jaguares” porque esa era la función que tenía mi tatarabuelo, cazar pumas y jaguares cebados. En nuestro caso, el nombre del linaje, Catrunao, está así íntimamente ligado al plano del pulli mapu y al jaguar, nuestro animal-espíritu.

El machi Victor estuvo de acuerdo con lo hablado y agregó: “nosotros debemos cultivar nuestro pulli, sostenerlo, porque de no hacerlo, esa energía vuelve al plano de donde provino y la persona queda vacía”. Yo entiendo que es una forma de morir más allá de que sigamos caminando.

La desaparición de muchas especies animales y vegetales de nuestra región pampeana trajo debilidad a nuestros espíritus ya que no pudimos conectarnos con ellos y este es el caso de los pumas y jaguares, linajes de los más importantes de nuestra región.

Para nosotros, el regreso de los pumas es una señal de que los tiempos están cambiando y que nuestras energías ancestrales buscan devolver el equilibrio y la armonía a esta región tan castigada.

Para mi comunidad el regreso del puma se convierte en un sueño en el cual nosotros vemos el regreso de nuestro animal-espíritu: el jaguar.

Fuente: Luis Eduardo Pincén
Fecha: 29/08/2015