Provienen del Xingú y forman parte de la Escuela Imperatriz Leopoldinense que desfiló en Rio de Janeiro con un mensaje en defensa de la biodiversidad y denunciando a los agrotóxicos

Sangra el corazón de mi Brasil. El bello monstruo roba las tierras de sus hijos, devora la floresta y seca los ríos (Samba de la Escuela Imperatriz Leopoldinense, Carnaval de Rio, 2017)

Hay un Brasil que está muriendo y otro que está naciendo dentro de un país de colores y cantos tan diversos. Para identificarlos, no se necesita ser médico-legista ni partera. Basta observar en este carnaval el desfile del Sambódromo en la avenida Sapucaí, Rio de Janeiro, con los ojos bien abiertos para no confundirlos, ya que ninguno de los dos sabe bailar samba. Uno arrastra los pies, cojeando por decrepitud, está con esclerosis múltiple, mientras que el otro, titubeante y tambaleante, está aprendiendo a andar y ensaya en el Sambódromo sus primeros pasos. Solo puede ver la diferencia quien, entendiendo la lengua de los pájaros, de los árboles y de los ríos, es capaz de descifrar sus gemidos.

Cuna de renacimiento

El Brasil con un pie en la tumba hizo de todo para abortar el parto del Brasil con el pie en la cuna. En vano. El domingo 26, después de media noche, cerca de 3.000 componentes de la Escuela de Samba Imperatriz Leopoldinense, entre ellos Raoni Metuktire, gran jefe kayapó y otros líderes indígenas, desfilan en 32 alas y seis carros alegóricos con la “reina de batería”, Cris Vianna, y el maestro Lolo, comandante de la percusión. El tema "Xingú, el clamor de la floresta" canta aquello que fue explorado en el encuentro de la ECO-92 por Daniel Matenho Cabixí, un intelectual parecí, con la conferencia "Las tecnologías de los pueblos indígenas en la preservación del medio ambiente" publicada por la UERJ.

Aquí se exaltan los saberes de las etnias que viven en el Parque Indígena de Xingú (MT) y la contribución de las sociedades indígenas - "la primera semilla del alma brasileña" – en la defensa de la naturaleza agredida, de la belleza y exuberancia de colores de la floresta y de ríos limpios llenos de peces. Destaca las pinturas corporales, la artesanía, los instrumentos musicales - las flautas y las maracas, la libertad y la memoria sagrada. Da visibilidad a los indios, haciendo aquello que la escuela, que no es de samba, debería hacer, pero que raramente lo hace. La letra del samba ya fue tema de clases en el Colegio Faria Brito, Zona Oeste de Rio y en el Colegio-Curso Martins, en Vila Isabel, Zona Norte, contribuyendo en el cumplimiento de la Ley 11.645 que torna obligatoria la temática indígena en sala de clase. "Salve el verde del Xingú, la esperanza, la semilla de mañana!".

Este Brasil que nace y que está aprendiendo a pararse inaugura el diálogo del carnaval con la academia y con los indios, casi siempre discriminados como atrasados o folclorizados como exóticos. De la Antropología, la Escuela de samba recurre al trabajo de campo como forma de entender el otro, lo diferente. Busca en la Museología la responsabilidad compartida con los indios en la organización de exposiciones. Recurre a la Historia para abordar acontecimientos con el concepto de larga duración de Fernand Braudel, abandonando lo factual, nombres de héroes falsificados y la sucesión de fechas inútiles.

Fue así que asesorado por el antropólogo Carlos Fausto del Museo Nacional (UFRJ), el carnavalesco Cahê Rodrigues se dirigió hasta el Xingú donde convivió con los indios, observó la vida cotidiana y con ellos concibió el tema. Vio el área contaminada por agro-tóxicos que causó cáncer y que ya mató muchos indios. Vio los ríos secados, envenenados, y la floresta muriendo. "Volví de allí con otra cabeza" - dijo en una entrevista. Fue con la mente del general Custer y retornó pensando como Toro Sentado, como el ministro Ayres Brito, del STF, en el proceso que llevó al reconocimiento de la Tierra Indígena Raposa Serra do Sol. Se dejó educar por los indigenas, los mayores especialistas en educación ambiental.

Escuela sin partido

El desfile de la Escuela, dividido en seis sectores, comienza con lo sagrado, pasa por las riquezas de la flora, de la fauna y aborda la invasión y el robo de tierras. Después muestra las quemazones, las madereras, el agro-tóxico y Belo Monte, una polémica usina hidroeléctrica denunciada en el escándalo de corrupción. Las alianzas de indios con no indios en la defensa del Xingú es el quinto carro, el último es el clamor que viene de la floresta.

Eso fue suficiente para que el otro Brasil con un pie en la tumba, pasase a agredir a la escuela Imperatriz Leopoldinense y extender a las Escuelas de Samba el concepto de "escuelas sin partido", que quieren imponernos. Hay dos proyectos tramitando en la Camara de Diputados y en el Senado que prohíben lo que dicen ser “el adoctrinamiento político e ideológico” en el sistema de educación pública. Hay otro proyecto que altera el Código Penal para incluir la prisión del profesor que practicar el “asedio” ideológico.
Ahora mezquinos, no admiten una versión crítica, ni siquiera en carnaval. Quieren el monopolio de la narrativa histórica porque creen que eso favorece la expansión de soja, de pastos para la ganadería y la ocupación de tierras indígenas por hacendados.

Omiten que en carnavales anteriores, durante la última década, varios desfiles exaltaron la expansión del agro-negocio, financiados por los ruralistas preocupados con la opinión pública. La que entonces era presidente de la Confederación Nacional da Agricultura (CNA), senadora Kátia Abreu, desfiló en una de ellas, la Mocidade Independente de Padre Miguel que salió en 2011, con el tema "Parábolas de los divinos sembradores", financiada por empresas de fertilizantes.

El senador Ronaldo Caiado, figura siniestra del "divino sembrador", quería una Comisión Parlamentaria de Investigación "para discutir, debatir y descubrir a los financistas de la Imperatriz Leopoldinense". La Asociación Brasileña de Criadores de Cebú atacó a través de una carta a la Escuela de Samba. Líderes ligados a las plantaciones de soja, maíz, algodón y caña de azúcar se pronunciaron, alegando que el agro-negocio es responsable por la comida y bebida consumida por turistas en el carnaval. Llegó a circular una denuncia, no confirmada, en un artículo firmado por João Paulo Saconi, de que empresarios habrían ofrecido R$ 15 millones a los indios para que no desfilaran.

La escalada de violencia culminó con el programa de televisón "Éxito del Campo" de la Red Goiás, afiliada a la Record, cuando la periodista Fabélia Oliveira, comentando el tema del samba de la Imperatriz, consideró natural las muertes de los indios, declarando que el indio "tiene que morir de malaria, de tétano, de parto". Es la naturaleza". Extraña concepción de naturaleza aliada a la muerte. Para descalificar el tema, “argumentó” que "el tradicional malandro carioca" no tiene autoridad para hablar sobre el indio y de la floresta.

Dinosaurios en extinción

El carnavalesco Cahê Rodrigues se asustó: “Ellos insisten en agredir a todo instante, con algunas posturas prejuiciosas y racistas. Además de ofensas a la Escuela, desvalorizan la imagen del indio, como si no valiera nada. El indio no tiene voz. Toda vez que quiere hablar, lo callan. El tema se desarrolla con las historias de conquistas y de luchas de los indios del Xingú”.

Los dinosaurios son ricos, arrogantes y tienen poder, es difícil admitir que van a desaparecer. Recuerdo una caricatura publicada hace años en una revista francesa, que para ser didáctica comete un error histórico, confundiendo temporalidades. Muestra un gigantesco dinosaurio que vigila una caverna, donde dos seres humanos, pequeños y frágiles, tiemblan de miedo. Uno le dice al otro: “Por increíble que parezca, ese monstruo ahí afuera, grande y fuerte, está condenado a desaparecer. Y nosotros, seres humanos, pequeños y desprotegidos, vamos a perpetuarnos". Históricamente, en una perspectiva de larga duración, la clase que usa agro-tóxicos debe extinguirse, como los dinosaurios.

El Brasil que está naciendo es aquel que, en la perspectiva del antropólogo Darell Posey, reconoce lo serio del conocimiento indígena, incorporándolo a la ciencia moderna, a los programas de investigación y desarrollo, dando valor a los indios porque son: "pueblos ingeniosos, inteligentes y prácticos que sobrevivieron con éxito por millares de años en la Amazonía". Tal postura, crea un puente ideológico entre culturas que permite "la participación de pueblos indígenas, con el respeto y la estimación que merecen, en la construcción de un Brasil moderno".

Ese es el puente que la Imperatriz Leopoldinense está ayudando a construir. Si al Brasil que muere le incomoda tanto, es porque teme al Brasil que renace de un aula magna en la avenida Sapucaí, construyendo otra narrativa en la pasarela mágica y dionisíaca del carnaval, el único espacio del Brasil en que la utopía se realiza. Darcy Ribeiro, el creador del Sambódromo, Berta Ribeiro, Maria Yedda Linhares, John Monteiro, Antônio Brand y tantos otros amigos de los indios deben estar bailando alegremente en la tumba al ritmo del samba de la Imperatriz. Olha o índio aí, gente.

P.S. Los pequeños actos y gestos cotidianos del nuevo Brasil que está renaciendo alimentan la esperanza. El tema indígena es parte de tres tesis del Programa de Posgrado en Memoria Social de la UNIRIO defendidas esta semana:

1) El día 20, Ignacio Gomeza Gomez - "Em busca da memória e da identidade: o povo Charrua no Uruguai e Brasil"; el 21, Renata Póvoa Curado - "Memórias tradicionais como performances culturais: experiências na Aldeia Indígena Multiétnica em Goiás"; el 22, Mariane do Nascimento Vieira - "Narrativa dos Ameríndios: disseminação de uma visão do contemporâneo".

Por José R. Bessa Freire

Glosario:
Olha o índio aí, gente!: Mira al indio allí, la gente ! (Grito típico del maestro de la escuela de samba, “puxador do samba”
UERJ: Universidad del Estado de Rio de Janeiro
UNIRIO: Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro
STF: Supremo Tribunal Federal