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Segunda parte de la nota sobre la construcción del gasoducto Tuxpan-Tula que amenaza a la biodiversidad, el bosque mesófilo y a los cerros sagrados otomíes en el centro de México

El plan del gasoducto

Según Yolanda Esquivel Castro, gestora de la empresa TGNH (filial mexicana de TransCanada) y encargada de la oficina en el municipio de Tlacuilotepec, el gasoducto traerá gas natural desde Estados Unidos para abastecer una termoeléctrica en Tula, Hidalgo, a cargo de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

El 17 de diciembre de 2015 la empresa TGNH, presentó la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
La MIA minimiza la importancia del Bosque Mesófilo y en general de los ecosistemas que se presentan en todo el trazo del gasoducto, pues afirma que solo en el 12 % del área de influencia modificada en el nuevo estudio hay áreas con vegetación natural.

Las modificaciones al trazo y especificaciones del proyecto están en un documento público en el sitio oficial de la Semarnat. Ahí se describen las medidas de mitigación que harán en cada ámbito: “una vez terminada la construcción se procederá a la restauración de la franja de desarrollo y la franja de afectación temporal, que incluye la colocación del suelo fértil recuperado y la inducción de la revegetación natural”.

Pero remover la flora puede generar lo que la Doctora en Biología Etelvina Gándara, investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) describe como “efecto de borde”. Esto sucede cuando nuevas especies crecen después de la deforestación. Si estas especies son nativas no hay problema, pero si son especies ajenas al ecosistema, con el paso del tiempo pueden ir desplazando a las originales y causando un desequilibrio ambiental.

TransCanada no aclaró qué tipo de especies serán las que se volverán a plantar después de la construcción del gasoducto. En la entrevista, Juan Carlos Hernández, de Comunicación Corporativa y Relación con Medios de la compañía, dijo que se identifican las especies de flora y fauna que puedan resultar afectadas, se resguardan y son reinstaladas en el hábitat, pero no dio más detalles. Rogelio Marroquín, presidente auxiliar de la comunidad de San Pablito, confirma que ni las autoridades municipales ni las empresas han mostrado alguna prueba de lo anterior, es decir, que el proyecto no afectará el bosque de niebla ni al medio ambiente.

A la fecha, todavía no existe un trazo definitivo del gasoducto. La propia empresa dijo que se refieren más que a un trazo final a una “ruta propuesta”, “pues no podemos hablar de manera definitiva hasta no llegar a acuerdos con los propietarios de los terrenos o completar el proceso consultivo en los casos que así se requiera y contar con los permisos correspondientes”. En esta nueva “ruta propuesta” las principales comunidades opositoras, San Pablito y Montellano, no quedan libres del gasoducto, ya que este pasaría a unas 15 cuadras de distancia.

Eduardo Morales Sierra, investigador del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE) de la Universidad Iberoamericana, quien ha acompañado los procesos de resistencia en la Sierra Norte de Puebla, dijo que existen tres daños que suelen estar vinculados a la construcción de gasoductos.

Primero, que ningún ducto de gas o petróleo dejará de sufrir fugas durante su vida. Como ejemplo está el controvertido proyecto Keystone XL de TransCanada, el cual según señala el experto contemplaba que durante sus 50 años de operaciones sufriría alrededor de 90 derrames. Otro daño está asociado con la devastación de fuentes de agua y la afectación de los mantos freáticos. La tercera consecuencia negativa es el impacto a los procesos de biodiversidad en cuanto a la interacción de flora y fauna, y la generación de una mayor fragmentación del ecosistema.

Megaproyectos, amenazas constantes

Esta no es la primera vez que la construcción de un gasoducto se enfrenta a la oposición de las comunidades poblanas, lo mismo ocurrió —sin éxito— con el proyecto del Gasoducto Morelos, parte del Proyecto Integral Morelos (PIM) que atraviesa los estados de Puebla, Tlaxcala y Morelos, también a cargo de la empresa Bonatti, la misma que ha subcontratado TransCanada para construir el gasoducto en el Bosque Mesófilo.

Desde 2014 habitantes de comunidades indígenas en la parte centro-occidente del estado de Puebla han denunciado amenazas, invasión de tierras y despojos. Incluso, ante la férrea oposición y organización de los pobladores, el gobierno del estado solicitó continuamente la presencia de las fuerzas de Seguridad Pública y del Ejército mexicano.

Enedina Rosas Vélez, comisariada de San Felipe Xonacayucan, fue detenida en abril de 2014, a sus 60 años, tras haber sido acusada de robar el celular de un empleado de Bonatti, luego que su comunidad se negó a firmar la autorización para que el Gasoducto Morelos pasara por ahí. Ese mismo mes fue detenido Juan Carlos Flores Solís, integrante del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y Agua Morelos-Puebla-Tlaxcala (FPDTA-MPT), la organización que se opuso al Gasoducto. Juan Carlos fue acusado de motín, despojo, extorsión y delitos contra la infraestructura hidráulica.

Enedina Rosas pasó nueve meses encarcelada –más tres en prisión preventiva en su domicilio debido a su grave condición de salud– y Juan Carlos diez meses. Pese a todo, el gasoducto se construyó, los tubos se instalaron en la parte que corresponde a Puebla, pero todavía no se ha puesto en marcha. Los tubos pasan por comunidades que están en la zona de mayor riesgo volcánico por la presencia del volcán Popocatépetl.

Ya desde mayo de 2016, los megaproyectos en Puebla habían sido considerados como focos de alerta por la amenaza que representan para los derechos humanos. El relator especial de las Naciones Unidas, Michael Forst, hizo una visita extraoficial a México y llegó a Puebla. Los dos principales temas que se trataron fueron la libertad de expresión y la defensa del territorio en contra de la instalación de los megaproyectos planteados.

El gasoducto Tuxpan–Tula se suma a los megaproyectos planteados para la zona, que conectan la utilización de agua y energía para la explotación de minerales. Además de este, la subregión del Bosque Mesófilo en Puebla también está amenazada por otros megaproyectos: el gasoducto Tuxpan–Atotonilco, el oleoducto Tuxpan–Arco Norte–Tula y la hidroeléctrica Puebla.

La importancia del bosque mesófilo

De acuerdo con un estudio realizado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), cerca de 3000 especies de flora viven en el Bosque Mesófilo, uno de los ecosistemas terrestres más frágiles –ya que su existencia depende de las nubes y las lluvias que varían por el cambio climático, una de sus principales amenazas– y es uno de los que albergan la mayor cantidad de especies en el país. Una de las riquezas del ecosistema es que las especies que convergen son tanto de climas templados como tropicales, un fenómeno que no suele ocurrir.

La Dra. Etelvina Gándara, dijo que por desgracia no hay muchos estudios sobre este ecosistema en el sector de Puebla, por lo que no se conocen a fondo las especies e interacciones del bosque de niebla. Solo se han realizado investigaciones científicas en los sectores ubicados en los Estados de Hidalgo y Veracruz.

“Se me hace curioso que no haya tantos estudios en Puebla como pensaríamos, porque, bueno, está colindando con la parte del mesófilo de Hidalgo y hay muchos investigadores de la UNAM que han desarrollado sobre todo trabajos biogeográficos, que es como ver la historia evolutiva de las especies. Es un ecosistema que nos provee de muchísima agua, pensando en servicios ambientales, obviamente captación de agua, captación de carbono, es como un pulmón muy importante”, explicó la experta.

Gándara agregó que es complejo investigar este ecosistema porque el Bosque Mesófilo está fragmentado, es decir, hay “parches” separados por asentamientos humanos o extensiones dedicadas a la ganadería y agricultura, y por la propia formación montañosa de la región. Cada área tiene su particularidad, pero en general este ecosistema es muy importante por su variedad de especies epífitas, que son las que crecen encima de un tronco, como las orquídeas, que se dan de manera silvestre en la Sierra Norte de Puebla, y las bromelias, flores generalmente de tonos naranjas y rosas, de pétalos grandes, que crecen en medio de hojas gruesas como si fueran frutos de la piña.

En 2010 la Universidad Autónoma del estado de Hidalgo presentó, junto con la delegación estatal de la Semarnat, el Estudio Previo Justificativo para el establecimiento del Área Natural Protegida Reserva de la Biosfera “Corredor Biológico del Bosque Mesófilo de Montaña en Hidalgo, Puebla y Veracruz”. Esta propuesta buscaba que la región del bosque de niebla, que abarca los tres estados por los que pasaría el trazo del Gasoducto Tuxpan-Tula, fuera considerada como un área natural protegida por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).

Sin embargo la Conanp no ha elaborado un decreto oficial para esta zona e incluso algunas de las personas que hicieron dicho estudio, ya no trabajan en esa dependencia federal. Y mientras no haya un decreto publicado, el bosque mesófilo de Veracruz, Puebla e Hidalgo no está protegido. La propia Conanp no sabe qué pasó con ese estudio.

La bióloga Daniela Arreola, actual encargada del Jardín Botánico del Área de Educación y Divulgación del Jardín Botánico de la BUAP, dice que este ecosistema es muy importante por la capacidad que tiene para captar agua. Y explica que lo que ocurre es que al haber una gran variedad y cantidad de plantas de diversos tamaños y alturas, como pinos y helechos, el agua entra con menos fuerza al suelo, permaneciendo los espacios porosos para que esta se filtre hacia los mantos freáticos y así continúen creciendo los nacimientos de agua.

“Tienes mucha vegetación arriba y eso permite que parte de la niebla que se capta, toda el agua que baja por las hojas y por los troncos de los árboles llega con una velocidad muy baja al suelo, y eso permite que pueda absorberse. Digamos no hay una compactación gracias a la vegetación que se tiene arriba”, explicó.

Y sobre este tema Arreola advirtió que si se talan árboles para la construcción de una carretera —o en este caso el gasoducto—, se afectará directamente la compactación del suelo. Sin este soporte de flora los espacios porosos del suelo se reducen, lo que deja sin lugar al agua y evita que se incrementen los mantos freáticos, además de que existe la posibilidad de que haya encharcamientos e inundaciones.

El proyecto en la mira

El 14 de febrero de 2017, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México realizó una misión de observación en la Sierra Norte de Puebla, específicamente en las comunidades de San Pablito, Montellano y Zacacuautla, para recabar más información sobre el proyecto del gasoducto y conocer el alcance de las afectaciones. Aunque todavía no se emiten comentarios respecto al resultado de la misión, la ONU-DH dijo que buscaría reunirse con las contrapartes de las denuncias de los habitantes, para darle seguimiento a la situación.

Las biólogas Gándara y Arreola insistieron en la necesidad de sensibilizar a las personas acerca de la importancia del bosque de niebla. “Es una experiencia única. Hasta que no te veas envuelto en la niebla no entenderás el valor y la importancia”, contó Gándara.

Ellas creen que las personas se dan cuenta demasiado tarde del valor del bosque de niebla, y como ejemplo está la parte de este ecosistema ubicado en la ciudad de Xalapa, capital del estado de Veracruz, donde antes la temporada de lluvias duraba casi todo el año y ahora apenas unos meses. Los habitantes no lo notaron hasta que ya habían perdido esas precipitaciones características del ecosistema.

Ambas coincidieron en que la remoción de la cobertura vegetal y el cambio de uso de suelo harán que se pierdan muchas especies de las cuales aún no se tiene un registro ni un estudio sobre su importancia e interacción.

Y a este escenario hay que sumarle el impacto que podría generar el megaproyecto en la cultura ancestral otomí.

Por Aranzazú Ayala Martínez
Este artículo es una colaboración periodística entre Mongabay Latam y LADO B de Puebla, México

Fuente:
https://es.mongabay.com/2017/03/gasoducto-tuxpan-tula-comunidades-otomies-denuncian-afectara-la-biodiversidad-la-sierra-puebla/
Fecha: 5/4/2017

Fotos:
Marlene Martínez

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