Recrudece la resistencia sioux lakota contra el oleoducto en Standing Rock, en el marco del retiro de Estados Unidos del Acuerdo de Paris y peligrosas iniciativas contraterroristas por parte de la empresa

El 1 de junio de 2017 será recordado como un día nefasto para la preservación del medio ambiente mundial y el respeto por los derechos indígenas en los Estados Unidos.
Fue el día en que el presidente norteamericano Donald Trump anunció el retiro de los Estados Unidos, uno de los países que más contribuyó al calentamiento global, del Acuerdo de Paris, el principal parapeto internacional contra el cambio climático firmado escasamente un año atrás por 195 naciones.

Fue también el día en que el oleoducto Dakota Access Pipeline (DAPL) fue habilitado en el tramo que cruza bajo la reservación sioux de Standing Rock en Dakota del Sur para cruzar por debajo del lago Oahe y el rio Misuri.

Antecedentes inmediatos

El DAPL es parte de la inmensa red de oleoductos, algunos provenientes de Canadá, que cruzan los Estados Unidos desde los yacimientos hasta las refinerías y puntos de embarque a orillas del mar. Su función es trasladar el combustible fósil obtenido por “fracking”, cuya consistencia espesa lo asimila al alquitrán, y cuyo derrame no sólo termina con la flora y la fauna silvestres, sino que contamina el agua que en muchos casos es de uso humano, animal y agrícola.

Cabe recordar que el paso de este oleoducto por la reservación de Standing Rock fue resistida por los sioux pacíficamente mediante una convocatoria por redes sociales que atrajo a miles de personas al sitio para protestar, con un acampe que se prolongó incluso durante el frío invierno de la zona, tanto por la falta de respeto por los tratados que asignaron esas tierras a los nativos, la falta de consulta a éstos en cuanto a la destrucción de lugares sagrados y el peligro de contaminación dado el constante peligro de derrames de combustible.

Detenida la obra en el último tramo de la presidencia de Barack Obama a la espera de un informe de impacto ambiental y la respuesta judicial a los amparos interpuestos por Standing Rock, fue reiniciada de forma inconsulta por orden del nuevo presidente, Donald Trump, ligado económicamente a la empresa Energy Transfer Partners, propietaria del oleoducto.

A fines de febrero las tropas del ejército de Estados Unidos entraron en Oceti Sakowin, el campamento establecido en la confluencia de los ríos Cannon Ball y Misuri, para desalojar definitivamente a los últimos inconformes, que fueron reprimidos violentamente, incluso con carros hidrantes, gas pimienta y balas de goma en medio de la nieve, con un saldo de 40 detenidos.

Sigue la resistencia en la Justicia

A partir de ese momento la resistencia se trasladó a los estrados judiciales dado que la construcción del DAPL no sólo infringe la ley sino que no contempla principios constitucionales como el respeto a los tratados firmados por el gobierno federal con los pueblos indígenas en el siglo XIX. En tanto, muchos de los llamados “protectores del agua”, entre ellos los dos principales líderes de la reservación, David Archambault II, su actual presidente, y Chase Iron Eyes, su joven oponente en las próximas elecciones para ese cargo, fueron llevados ante la justicia acusados de incitación a la violencia.

Con el lema Mni Wiconi, “el agua es vida”, la causa sioux siguió ganando adhesiones de poblaciones aborígenes de América y el mundo, y también de ambientalistas capaces de trasladarse a otros oleoductos y manifestarse plantando hortalizas no solo en sus recorridos, como la tribu Ponca de Nebraska a lo largo del conflictivo Keystone LX, sino en cuanto espacio libre pudieron, como en el condado de los granjeros de Iowa. Además, su presencia fue reconocida en toda manifestación contra el racismo, la discriminación y el maltrato de género, especialmente en la voz de los jóvenes raperos indígenas, que se han ido destacando por su fuerza y calidad en este tipo de expresión popular.

Paralelamente, muchos grupos abrieron sus páginas en la web comunicando las nuevas actividades, publicando fotos y videos de lo sucedido en Standing Rock y dando cuenta de las charlas y conferencias que los líderes dictaron en escuelas y universidades. Hubo, sin embargo, una actividad destacada por lo ambiciosa y que demandó mucha energía y habilidad por parte del grupo: convencer a los bancos de alguna manera relacionados financieramente con Energy Tranfer Partners de desvincularse de esta empresa, ya fuera aludiendo a los principios éticos de la actividad bancaria (se hizo un reclamo con 95 mil firmas) o al vaciamiento de cuentas por parte de particulares críticos al deterioro ambiental.

Indiferentes al principio, los bancos fueron cediendo a las presiones y en la actualidad las entidades más importantes reacias a la política propuesta son sólo Bank of America, JP Morgan Chase, Deutsche Bank, Barclays, Bank of Montreal, Scotia Bank y Wells Fargo.

Derrames y Contaminación

En el aspecto técnico, la discusión se centra, aún hoy luego de la habilitación del DAPL por debajo del lago Oahe y el rio Misuri, en la falta de planes y elementos de emergencia para asistir cualquier derrame que pudiera producirse.

Energy Transfer asegura que es muy poco probable una falla en el conducto dada la atención puesta en la calidad de los materiales utilizados y el cuidado en la construcción. También asegura que está en condiciones de detectar cualquier pérdida en alrededor de 8 minutos y clausurar el tramo afectado en 12.

Richard Kuprewicz, presidente de Accufacts Inc., consultora especializada en oleoductos, que asesora a los abogados de la tribu, recuerda que en 2010 le llevó 17 horas a la canadiense Enbridge controlar el derrame en uno de sus oleoductos luego de contaminar el rio Kalamazoo en Michigan. Y señala que en 13 minutos se puede derramar entre 630 mil y 900 mil galones de combustible (cada galón equivale a 3,7 litros).

Mientras tanto, en lo que va del año ya se han detectado tres derrames a lo largo del DAPL pero, aún así, en los obradores cercanos a Standing Rock no se registra ningún vehículo o herramienta apropiada para solucionar una emergencia que contamine no solo el suelo sino el agua de la que dependen miles de personas.

Espionaje y contraterrorismo

En los últimos días dos noticias ocuparon los titulares de nuestras fuentes de información. Una se refiere a la absolución judicial para los acusados de “incitación a la violencia” en los episodios de Standing Rock y la otra a los documentos publicados por The Intercept, una revista dedicada a temas de abuso, corrupción financiera y/o política o violación de los derechos civiles.

En un amplio informe, The Intercept da cuenta de las medidas adoptadas por Energy Transfer frente la resistencia sioux, debido a la cual contrató a la empresa internacional de vigilancia Tiger Swan, compuesta por ex agentes de Estados Unidos entrenados para trabajos de antiterrorismo en Iraq y Afganistán, a fin de implementar tácticas militares de espionaje y control en Standing Rock.

Durante 9 meses Tiger Swan trabajó en 5 estados de la Unión con espionaje aéreo, de redes sociales e infiltración directa de espías, produciendo un diagnóstico categórico en el que se asimila la protesta de los “protectores del agua” a la insurgencia fundamentalista del Cercano Oriente.

Se supo, también, que antes de la entrada de las tropas en Oceti Sakowin, Tiger Swan había informado de la presencia de tanques de propano listos para estallar alertando sobre la peligrosidad del grupo que resistía. Nadie pudo demostrar la existencia de tales tanques.
Por último, The Intercept revela una amplia red de intereses y obligaciones mutuas entre los distintos grupos que participaron en la ocupación, como el FBI, el US Marshall Service, el Departamento de Justicia y la Oficina de Asuntos Indios, entre otros.

De ahora en más

En declaraciones a Europa Press,Teresa Ribera, ex Secretaria de Estado de Cambio Climático explicó que, según el artículo 28 del Acuerdo de Paris, se puede renunciar a él haciendo una denuncia, pero solo después de transcurridos tres años a partir de la fecha de entrada en vigor del Acuerdo para el denunciante. A su vez, la denuncia sólo surtiría efecto un año más tarde, es decir en noviembre de 2020, al final del mandato de Trump. Otro detalle que le pasó desapercibido al presidente.

Por su parte, y ante los acontecimientos, David Achambault II reafirma su línea de acción con estas palabras: “Continuaremos luchando contra el funcionamiento del oleoducto en los tribunales –dice- Y recordemos que porque el petróleo ya esté fluyendo, no quiere decir que no se lo pueda detener”. En tanto, Harold Fraizer, presidente de la tribu sioux de Cheyenne River, se afirma en la convicción de que “seguiremos ejerciendo nuestro derecho constitucional en la protesta, en la oración, en los tribunales y en el Congreso para proteger nuestros derechos y los derechos de la Abuela Tierra. Y mientras estamos errados en tantas cosas, estamos en lo cierto en una de ellas: esto no termina en Standing Rock. Los lakota nos opondremos a los oleoductos, a los ataques a nuestra soberanía, a la violación de nuestros tratados, a los ataques a nuestros hijos, nuestras tierras y nuestros recursos por siempre! Mni Wiconi”

Por María Ester Nostro
Fuentes:
Indian Country Media Network
Indian Life Movement
White Wolf Pack
Native News on Line Net CBC Indigenous
Lakota People´s Law Project
Standing Rock DAPL Opposition
NBC News
Dancing Mocassins
Duluth News Tribune
ForumCommunications.
Fecha: 6/6/2017