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Se realizó, al fin, el primer Nguillatun en región pampeana después de más de 120 años. La comunidad günün a-küna – mapuche Lof Vicente Catrunao Pincén ha logrado el objetivo luego de prepararse por más de 20 años.

María Catrileo define el Nguillatun como un “ritual que se realiza conforme a las tradiciones aprendidas de los antepasados para alabar, pedir o rogar a los cuatro dioses del wenu mapu (tierra de arriba) y mantener o restituir el bienestar y equilibrio de los habitantes del mapu (tierra)”. (Catrileo 1995: 204)) (1)

Fue realmente emocionante la llegada de los miembros al lugar de la ceremonia. Tengamos en cuenta que la gran mayoría no pudo verse por casi dos años debido a la pandemia.
Y hablando de pandemia, es justo reconocer el gran trabajo de las autoridades de la Comunidad, como así también el esfuerzo de todos para llevar a cabo un protocolo que ha brindado tranquilidad a todos los participantes.
El llanto de cada uno de los que fuimos pisando el suelo ceremonial a medida que íbamos llegando de distintas partes del país ya anticipaba la carga emocional que tendría el evento.

Sólo un grupo de personas (las que armaron el espacio) lo conocían.
El lugar ceremonial estaba estratégicamente enclavado en una pequeña depresión del campo, con su ramada perfectamente alineada en semicírculo de cara al oriente, frente a dos cerros entre los cuales asomaba el sol.

Delante de la ramada en el centro del espacio se colocó el Rewe donde se plantó una rama de sauce, se dispusieron las 4 banderas (blanca, celeste, verde y amarilla) que representan los 4 elementos (tierra, aire, agua y fuego). Allí se depositaron los pentewe (vasijas pequeñas en forma de cuenco) para ser usados para asperjar en el momento del Pentew, los cultrunes, y el Anün (los elementos para el choique purrun).

La ramada, a diferencia de ceremonias de otras comunidades, no estaba separada por familia. Era todo un espacio común, compartido con los invitados.
Se contó con la presencia de doña Marta Killapi, de la Comunidad Killapi de Chorriaca, Pcia de Neuquén, maestra de las mujeres de nuestra comunidad y Pillan Kushe (anciana espiritual) de la nuestra. En esta ocasión preparó a la primera Pillan Kushe de la comunidad Pincén, la Werken Clarisa Salinardi Torres (Kutralkuwu).

Además estuvo presente el Sr. René Beltrán de la misma comunidad de Chorriaca del norte neuquino, presencia de vital importancia para la realización de esta ceremonia.
Ellos fueron los maestros que brindaron todos sus conocimientos a Luis Pincén y Carlos Martínez Sarasola al comienzo, y a toda la comunidad posteriormente. ¡¡Y lo siguen haciendo!! Además de haber colaborado tratando (y logrando) con tremenda humildad, que la ceremonia se realice de la mejor manera.
Antonio Pailla, de Neuquén ocupó el rol de Ngenpin de nuestra comunidad (maestro de ceremonia o espiritual).
Don Antonio, desde hace unos años se dedicó a acompañarnos en el aprendizaje de la lengua mapuche y lo referente a las rogativas. Otros invitados, con los cuales nos une un fuerte vínculo fueron los de la comunidad "Millaín Cur'rical" de Huncal y comunidad "Hue r'aquiduam püllü" de Loncopué del norte neuquino. Que como no podía ser de otra manera se pusieron a disposición para colaborar en lo que fuera necesario.
Las cabezas del grupo de Huncal (de más de diez personas), a quien agradecemos su presencia eran Marcelo Morales, Daniel Morales, Catalina Millaín.
El Nguillatun dió comienzo el viernes 8 de octubre, extendiéndose hasta el domingo 10.

Horas antes, el jueves por la noche, el Inal Lonko Martín Pincén junto a dos integrantes de la comunidad, Rotxo Torres y Néstor “Toto” del Río, encendieron el fuego en los fogones a las puertas de la ramada.
Fueron los primeros en pasar la noche en ese lugar, debido a que el fuego no debe apagarse de ninguna manera hasta el final de la ceremonia.
Todo dió comienzo con el baile Choique purrün encabezado por el Lonko Eduardo Pincén.
Los cuerpos de baile resultaron ser seis, tres de la comunidad Pincén y tres de los invitados.
Estas danzas se sucedieron en los tres días de ceremonia.

En medio de los bailes se realizaron otros actos de suma importancia en un Nguillatun, el Amu purrün y el Pentew.
Pero no todo en una ceremonia son bailes y rezos. Es fundamental el compartir en comunidad, y que mejor que la comida, algo que nos une a los seres humanos en esto de compartir con el otro.
En nuestra ceremonia, bajo un clima de paz y armonía se consumieron animales de la zona como cordero y jabalí. Se prepararon exquisitas sopas y ensaladas. Se amasó pan y llovieron cientos de tortas fritas para la delicia de todos. La bebida, agua.
Dormir no más de 4 horas en carpa (con suerte), recoger leña, cocinar constantemente, abastecer agua, bailar antes de la salida del sol sobre la escarcha o al mediodía con temperaturas agobiantes, todo hace que nuestros cuerpos pidan clemencia.

Pero llegó el tercer y último día y las fuerzas se renovaban, estábamos en equilibrio, podíamos seguir. Los purrufe (bailarines) sacaron fuerzas de donde parecía que no había, seguramente “empujados” por sus ancestros. Los que asaban y cocinaban lograban sus mejores platos a pesar de las agotadoras jornadas.

Y el fin de la jornada trae los discursos de despedida. Comienza el Lonko Eduardo Pincén agradeciendo a los visitantes, detallando los momentos vividos para llegar a lograr este hecho histórico, y deseando buen retorno a sus hogares a todos.

Toma la palabra entonces el Inal Lonko de la Comunidad, Martín Pincén y pronuncia un discurso en lengua de los günün-a-küna (günün a yajuch), traducido al español por otra integrante de la comunidad, Adriana Aristizábal.
Se sucede luego uno de los momentos más sentidos de los discursos, al recordar René Beltrán el camino recorrido con sus “alumnos” Luis Pincén y Carlos Martínez Sarasola (Colinao/Colilonko). Mostrándose satisfecho por el logro de la Comunidad. Logro que, todo el lof sabe, es en gran parte gracias a su persona y a Doña Marta Killapi.

Se dirige a todos a continuación el referente de Huncal Marcelo Morales agradeciendo la invitación al evento, dejando palabras de aliento para el lof.
Acto seguido se vive otro emotivo momento al dirigir la palabra la Sra. Catalina Millaín (Pillan Kushe de su comunidad) visiblemente emocionada por todo lo vivido en esta ceremonia recordando ella también a Luis Pincén y a Carlos Martínez Sarasola.

A continuación escuchamos a Daniel Morales con su discurso, en sintonía con los de los otros miembros de su comunidad.
Otro momento sensible fue el discurso de Isabel Araujo Pincén de Trenque Lauquen, sobrina del extinto Lorenzo Cejas Pincén, que recordó también a los fundadores de la comunidad profundamente emocionada.
Heraldo Flores, uno de los anfitriones junto a sus padres Marta Vallejos y Martín Flores, y sus hermanos Pilar y Arturo tomó la palabra y, embargado por la emoción, agradeció ser parte de la ceremonia, como así también que se haya realizado en su suelo.

No podían tener menos emoción las palabras del werken de La Pampa de la comunidad, Daniel Pincén, que, como todos (hasta los que no hicimos uso de la palabra), recordó a Luis y Carlos.
El maestro de ceremonia, Antonio Pallia nos brinda un discurso en lengua hablando de la importancia del momento vivido.
Visiblemente emocionado dice unas palabras Lucas Martínez Sarasola (hijo de Colilonko), refiriéndose a su ingreso al Lof.
La antropóloga Claudia Cóceres, invitada especialmente a la ceremonia, dirigió unas palabras cargadas de emoción, agradeciendo la posibilidad de permitírsele estar allí, en este hecho histórico.
Lucas Curapil, continúa con un discurso en lengua detallando el despojo del que han sido víctima los pueblos originarios. Finalizando, la Werken Clarisa Salinardi (Kutralkuwu/Manos de fuego) sigue en el recuerdo de nuestros queridos amigos perdidos y agradece a las visitas el apoyo a la ceremonia.

Los awcadores (jinetes que rodean el lugar de la ceremonia a caballo protegiendo el lugar de las malas energías) retiran las banderas que presidieron los tres días. A continuación empiezan los saludos individuales de despedida.
Cabe destacar que la comunidad siempre buscó la dualidad, y en este caso pudimos contar con Pilar Flores para awcar.
Muchas más cosas han pasado estos tres días, pero lo más rescatable es que la Comunidad ha fortalecido su espíritu, conectándose nuevamente con la naturaleza y el cosmos, en armonía y equilibrio.
Sólo un momento desagradable se vivió en toda la jornada. Sabemos que esta es una ceremonia privada pero tuvimos la visita de un intruso que, río mediante, se dedicó en un momento a sacar fotos en medio de un purrún (baile).
Todos esperamos que sea sólo una persona que deseaba tener un recuerdo y respete la privacidad del Ngüillatún.

Referencias:
Amu Purrün: Ceremonia colectiva que nos alinea con el Cosmos y la Naturaleza.
Se forman dos rondas; una interna de mujeres y una externa de hombres. Ambas giran en sentidos contrarios entre sí al compás del sonido del Kultrún, tocado por las Pillan Kushe, los Tayiles (Cantos sagrados) de las Lamngen y los Afafán (gritos protectores) de los hermanos.
Anün: Atuendo ceremonial de los Purrufe (bailarines)
Awün:
Es la cabalgata de caballos y jinetes (varones) alrededor del círculo ceremonial durante muchos momentos de la Rogativa Choique Purrün: Danza del ñandú. Realizada por cinco Purrufe acompañando los toques del kultrün. Son cinco toques, cada uno representa a un animal totémico.
Pentew:
Es la rogativa en sentido cabal. En dicho momento todos los hermanos, munidos de nuestros pentewe (cantaritos) que previamente los pichi malenkalfu y wentrenkalfu (niños azules) han vertido el Chaví o Muday (bebida fermentada del trigo) para ser asperjado sobre la tierra al tiempo que en profunda e íntima conexión con nuestros ancestros pedimos y rogamos, entre tayles y lamentos.
Rewe: Centro ceremonial

Luis y Carlos, siempre en nuestros corazones

Por: Beto Aller/Motrilu Payún
(1) Fuente: https://revistaschilenas.uchile.cl/handle/2250/29814
Fotos: Rosa Carripilon
Referencia Foto: Algunos de los participantes de la Ceremonia.
Fecha: 20/10/2021

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