Toda una vida ligada a la historia de los pueblos originarios

¨Hacer un mundo en el que quepan otros mundos¨ afirmaba siempre que podía, creía en la unión de los pueblos, toda una vida ligada a la historia de los pueblos originarios, toda una vida entregada a la espiritualidad, sus últimos tiempos lo encontraron siendo miembro activo del consejo de la Lof Vicente Catrunao Pincén, Lof a la que junto con otros hermanos y hermanas colaboró con su renacer.
Veinte años caminando como hermanos junto a su compañero de camino Lonko Luis Pincén, recuperando los saberes necesarios para reinstalar el Nguillatún en el Lof pampeano, su experiencia de vida, sus conocimientos y su compromiso con el saber fortalecieron la disciplina de quienes integraban e integran la Lof, su amor por lo que hacía, contagió a otras personas que se fueron sumando engrandeciendo las filas de la comunidad Pincén.
Dejó de ser el antropólogo (para nosotros) para ser nuestro mayor, nuestro hermano, quien, de la mano y escolta de su gente, partió al wenu mapu para reencontrarse con sus ancestros. Sus restos físicos, fueron enterrados en ceremonia (Eluwun), nuestra primera ceremonia, su alma, trascendió siguiendo el camino cantado por las tahielme de la Lof. Su familia se convirtió en nuestra familia. Su persona, su ser en nuestro ancestro.
Largos viajes, charlas, experiencias fueron dando forma, marcando la impronta de nuestra Lof, una Lof integrada por hermanos y hermanas de distintas índoles, pueblos originarios de América y de otras partes del mundo, identidades diversas y distintos sentires con un objetivo en común, recuperar la espiritualidad Gununakuna Mapuche de nuestra Lof.
Una sola consigna rige la pertenencia a la Lof, ¨Tener un buen corazón¨. Y así sucede con quienes la integran, personas maravillosas, bondadosas, predispuestas, humildes, de gran corazón unidas para fortalecer y recuperar la espiritualidad de nuestra Lof. Grandes saberes y aportes fortalecen hoy a nuestra comunidad, cada integrante engrandece a la misma, garantizando así nuestro futuro.
Quizás a nivel mundial no se cumplió aún el sueño de nuestro ancestro Kolinao, conocido como Carlos Martínez Sarasola para la historia, pero para nosotros, nuestra Lof es su sueño cumplido ¨un mundo en el que caben otros mundos¨.
Tiempos difíciles han oscurecido la luz del saber, puesto en duda antiguas verdades, reviviendo viejas prácticas que se creían erradicadas, el odio intenta ganarle la pulseada al amor. La violencia intenta nuevamente imponerse al diálogo, una vez más nuestra gente está en la mira del falso progreso.
Haber podido caminar con Carlitos hace que no perdamos la esperanza, hoy desde el wenu mapu junto a Luis y nuestros ancestros nos guían por la senda de la espiritualidad y el diálogo. Se cumple un año más de tu partida hermano y te siento vivo cada día, espero verte como otras veces en el sueño (peuma) y reencontrarme con vos cuando llegue mi momento, agradecido siempre a Futa Chao por acercarnos tu amistad, tu fraternidad, por dejarnos caminar y hermanarnos con tu descendencia.
Todavía recuerdo verte de lejos, cuando veía al Antropólogo Carlos Martínez Sarasola, el escritor de Nuestros paisanos los indios, recuerdo también cuando volviste del primer Nguillatún todo quemado bien colorado consciente quizás de que junto a mi viejo iniciaban la recuperación de nuestra práctica espiritual, compartir Nguillatunes, verte purrucar y prepararte para hacerlo, compartir purrún, sos parte de la historia de nuestra familia, los y las Pincén, sos un ejemplo para mí, de superación, de humildad. Por vos, por nuestros ancestros nunca dejaremos de luchar y de creer en un mundo en donde realmente quepan otros mundos, sé que es así, algún día la humanidad entenderá la propuesta y se acabarán los problemas.
Marcaste junto a Luis nuestro camino a seguir, abrazo grande hermano, ¡saludos al cielo!
Por Eduardo Pincén*
*Eduardo Pincén, Lonko del Lof Gununakuna Mapuche Vicente Catrunao Pincén. Profesor de historia
Foto: Junto a Luis Pincén, reunión del lof Vicente Catrunao Pincén, Tandil, marzo 2011
Fecha: 29/05/2025
- Fuente
- Escrito por Eduardo Pincén
- Categoría: El don de la palabra