LAS TOLDERIAS Y LA FRONTERA: UN PROYECTO DE INTEGRACION CULTURAL

En vísperas de lo que se denominó “la Conquista del Desierto” en 1879, los pueblos originarios de las regiones de Pampa y Patagonia desplegaban una forma de vida intensa y única.

Las tolderías eran centros de integración y mestización donde los “indios” convivieron con “blancos” (los winka, los cristianos, los criollos) afrodescendientes, gauchos, cautivos, aventureros y viajeros europeos y hasta militares exilados que fueron a vivir con ellos a Tierra Adentro, al corazón de la llanura. Los indígenas proponían allí un sistema de vida con eje en sus culturas pero coexistiendo con otras cosmovisiones, religiones, creencias. Los grandes jefes (ver LOS CACIQUES) lideraron a miles de hombres y mujeres y paradójicamente, los que eran perseguidos demostraban una capacidad para incorporar a gente muy distinta -mientras que del otro lado -de los “blancos” y los gobiernos centrales sucedía exactamente lo contrario, salvo excepciones.

Este sistema de vida tan peculiar, los indigenas lo extendieron hasta “la frontera”, que dividió durante siglos a sus territorios del de los “blancos”. Esa frontera mostraba otra cara de la sociedad argentina en formación: un mundo de tonalidades grises, un espacio de gran movilidad y fluidez, un mundo en donde convivían todas aquellas gentes provenientes de clases sociales y grupos étnicos disímiles a los que se sumaban pulperos, comerciantes, y hasta estancieros amigos. Esa otra cara de la frontera, demostraba que era posible construir otra sociedad.

Algunos de los caciques fueron mestizos e incluso existió el caso a la inversa, el de hombres blancos que se transformaron en jefes de comunidades indígenas. Sin embargo, los “indios” lograban mantener en medio de este aparente caos cultural, su identidad, demostrando que era posible estar con los “otros”, acercarse y encontrarse, superando los riesgos que por supuesto los había, de dejar de ser ellos mismos.

Pero hacia fines del siglo XIX esa frontera, esa zona “real-maravillosa” de nuestra geografía fue aniquilada, junto con las comunidades indígenas de “Tierra Adentro”.

Es que el proyecto de país que en ese momento surgía, respondía a la necesidad de implantar un modelo centrado en la agricultura y la ganadería y la exportación de estas riquezas; en una “blancura” de la población que nos acercara a Europa y en una cruzada de la “Civilización” en contra de la “Barbarie”. El indio, considerado el “bárbaro”, no encajaba en este nuevo modelo del mundo. Por eso en la región de la Pampa se jugó el destino de las comunidades originarias y por que no, de la Argentina posterior. Cuando el general Roca lanzó en 1879 la operación militar final contra los indígenas de las llanuras, se la llamó “la Conquista del Desierto”. La realidad era muy distinta: el “Desierto” no era tal sino un inmenso territorio poblado por miles de personas consideradas como “salvajes”, cuando sólo eran diferentes, y que además, proponían un modelo de integración y coexistencia cultural, no solo al interior de las tolderías sino con la sociedad criolla en formación. Este hecho fue probablemente la causa profunda de la destrucción de los pueblos originarios más allá de las razones económicas, politicas, militares y religiosas (ver LOS CACIQUES y ETNOHISTORIA y PROTAGONISMO INDIGENA).

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