A cinco años de su partida recordamos al creador de este sitio: Carlos Martínez Sarasola, un justo defensor de los pueblos originarios. Un ser que en todas sus facetas privilegió siempre el contacto humano más que el vínculo profesional y desde allí recuperó saberes ancestrales, mientras construía conocimientos y amistades, miradas y compromisos.

Hace unos 30 años había dicho: “… lo que tengo frente a mí es una enorme incertidumbre. Sin embargo, los que creemos que la utopía de un mundo más justo todavía está vigente, y que su concreción es posible; los que sentimos que la vida es una lucha incesante por alcanzar cada día algo más de bienestar entre todos los hombres, cualquiera que sea su forma de vida; los que trabajamos pensando que la revaloración de la cultura de un pueblo es una meta permanente, nos vemos comprometidos a persistir en la tarea, sin bajar los brazos, a pesar de todos los obstáculos”.

Desde tiempos de la conquista, los pueblos originarios fueron juzgados peyorativamente por sus vencedores. Fue una forma de auto-justificar sus acciones.

Desde esos hechos fue -y sigue siendo- fácil caer en antinomias para engrandecer a unos o denigrar a otros. Esto ya lo había señalado el gran Alberto Rex González en el prólogo de la obra cumbre de Carlos Martínez Sarasola: “Nuestros paisanos los indios” (1992). Y Carlos tuvo la sagaz inteligencia y los sanos sentimientos de tejer lazos, conceptos y propuestas para superar esas antinomias y paternalismos, para que consideremos a los originarios como lo que son: nuestros compatriotas, “nuestros paisanos”. Como antropólogo, investigador, docente y colega privilegió siempre el contacto humano más que el vínculo profesional y desde allí rescataba saberes ancestrales, mientras construía conocimientos y amistades, miradas y compromisos.

Coherente con esa línea de pensar y de sentir, respaldado por una formación académica sólida, rescató la historia de nuestros pueblos, sus cosmovisiones y también sus propias noticias. Supo entenderlos. Por eso escribió una decena de libros, inventó la revista “Cultura Casa del Hombre” (1981-1984), impulsó la creación de la Fundación desdeAmérica (1994-2012), fundó un programa de radio (2014), un portal de Internet y un diario (2015): “El Orejiverde”, que -con el apoyo de la Fundación Azara- fue el primero de los Pueblos Indígenas de la Argentina. Su legado es esa visión y conducta coherente, solidaria, pacífica y constructiva. Valores tan oportunos como necesarios en nuestro mundo.

Fue un humanista, generoso y cálido, amante de la naturaleza, la verdad y la justicia. Siempre consideró que la tarea más importante era la de difundir, porque a través de ello se puede -y debe- ayudar a la mayor cantidad de gente posible. Eso explica sus innumerables artículos, charlas, conferencias y entrevistas. No le bastaba con aprender y saber: sentía la hermosa necesidad de compartir.

En El Orejiverde tenemos una práctica, que suele ser cíclica, consiste en difundir las ideas de su fundador, y lo hacemos no solo para no olvidar, sino para que todos sepan el porqué de tantas luchas a lo largo de los siglos, el valor que aún tiene la memoria, que nos permite saber, a través de sus palabras, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. Los representantes de los pueblos originarios perdieron una voz pacífica que lograba tender puentes allí donde otros pusieron muros, y es tarea de quienes estuvimos cerca de sus andares, intentar hacer bien nuestro trabajo para honrar esa memoria.

Ojalá volvamos a reencontrarnos en el círculo de la totalidad.

Por El Orejiverde
Imagen: Seminario “Pueblos Originarios de la Argentina”, Universidad de Salamanca, España, abril 2016. Archivo personal de Carlos Martínez Sarasola Fecha: 29/05/2023

Ciclo “Palabras Sueltas. Encuentro con la ciencia” Entrevista realizada a Carlos Martínez Sarasola. Realizado por el Centro de Estudiantes del ISFDyT Nº 81; el Museo de la Vida Rural de C. N. Otamendi y la Secretaría de Cultura del Municipio de Gral. Alvarado