Los Niños De Kamloops O El Genocidio Cultural En Canadá

Cuando el horror parecía no guardar más secretos, el hallazgo de una tumba común de 250 niños indígenas en el hogar escuela de Kamloops, en el oeste de Canadá, pone al descubierto, una vez más, la brutalidad de la política implementada en ese territorio por parte de las autoridades religiosas y gubernamentales.
El dilema es viejo como la humanidad: no hay dominio completo sobre un pueblo en tanto se mantenga su cultura. Además de procurar su exterminio o arrinconamiento, hay que borrar todo rastro de su identidad. Antigua práctica europea en su lucha contra los “infieles”, especialmente los conversos sospechados de conservar sus tradiciones ancestrales y contra el “bárbaro” de cualquier parte del mundo, cuyas tierras eran codiciadas por los desplazados del viejo continente.
Casi sin excepción, una de las formas más eficientes de lograrlo fue separar a los niños de sus familias y educarlos según las reglas de la cultura vencedora, prohibiéndoles no solo el uso de su idioma nativo sino la de cualquier costumbre que recordara su pertenencia original.
Con tal fin, en 1840 se crearon en Canadá las llamadas “escuelas residenciales” a cargo de iglesias cristianas con el fin de lograr la asimilación de las costumbres europeas y la el olvido de las formas de vida originaria.
Una enmienda a la Ley sobre Indígenas de 1894 hizo que la asistencia a los colegios fuera obligatoria para los niños indígenas y los internados fueron vistos como la mejor como la mejor opción para educarlos.
La escuela de Kamloop funcionó entre 1890 y 1969 (el último centro cerró en 1996), a cargo de la iglesia católica hasta que en 1978 el gobierno federal la convirtió en una escuela diurna, sin variaciones en la finalidad de asimilar, mediante la escolarización, a los niños indígenas a la cultura dominante.
Se calcula que unos 150.000 niños de las primeras naciones (30% del total) fueron separados de sus familias por la fuerza e internados en estas escuelas-albergue diseminadas a lo largo y a lo ancho del territorio canadiense.
La violencia como método
Por más de cien años fue de público conocimiento -de esos secretos a voces- que las condiciones de vida en las escuelas residenciales estaban plagadas de penurias: desde falta de alimentos y abrigos hasta violaciones y castigos brutales que en muchas ocasiones terminaban en suicidios. Una vez egresados, la mayoría de estos chicos no sólo se sintieron incapaces de incorporarse a la vida occidental sino incluso de volver a sus núcleos familiares, cayendo en la delincuencia, el alcohol, las drogas y el maltrato.
Este sistema se conoció en 2015 en un informe donde, tras seis años de investigaciones, se revela la trama de estas prácticas que, a lo largo de generaciones, constituyó lo que fue calificado de “genocidio cultural” con el olvido de las prácticas culturales y situaciones de violencia en la convivencia dentro de los grupos.
El mismo informe da cuenta de la muerte de cerca de 4000 niños, todos sucesos indocumentados, aunque se estima que la cifra total podría alcanzar los 6000 casos.
Por su parte, y de forma excepcional, la Comisión Nacional de la Verdad y la Reconciliación tiene los únicos registros conservados de al menos 51 niños que murieron en Kamloops entre 1915 y 1963.
250 niños ausentes
La Escuela Residencial Indígena de Kamloops es un gran edificio con fachadas de ladrillo y se encuentra en territorio de la nación Tk'emlúps te Secwépemc, en la Columbia Británica, en el extremo oeste de Canadá.
Hace apenas unos días, el 30 de mayo pasado, Rosanne Casimir, jefa del grupo indígena de la región, dio a conocer un comunicado dando cuenta del hallazgo, en terrenos de la escuela, de una fosa común conteniendo los cadáveres de alrededor de 250 niños, algunos de ellos de apenas 3 años.
Este descubrimiento, realizado con ayuda de un especialista en radares de penetración terrestre, causó una profunda conmoción a nivel nacional y fue calificado como “desgarrador” por el primer ministro Justin Trudeau, quien ordenó colocar las banderas nacionales a media asta en señal de duelo nacional.
Sol Mamakwa, una legisladora de la oposición indígena que representa a la circunscripción de Kiiwetinoong en Ontario, pidió a la provincia y al gobierno canadiense que facilitaran la búsqueda de otros restos en las escuelas clausuradas, incluyendo la de Kamloops, en cuyos amplios terrenos se sospecha la existencia de otras sepulturas. Se espera tener hallazgos preliminares a mediados de junio. En tanto, Rosanne Casimir y su grupo tratan de contactar a los posibles familiares sobrevivientes de los niños encontrados a fin de restituir sus cuerpos desaparecidos por tanto tiempo.
A nivel público, en las últimas décadas la historia de las escuelas residenciales contaron con un fuerte resonancia en gran parte de la sociedad: desde Nicole Schabus, profesora universitaria de derecho, cuyos alumnos de primer año pasan al menos un día en el antiguo albergue hablando con los sobrevivientes sobre las condiciones que han soportado, hasta la disculpa oficial del gobierno, en 2017,por el internamiento forzado de niños y la declaración, en 2020, de dos residencias en que se cometieron abusos como Sitio Histórico Nacional como una forma de reconocer errores del pasado.
Asimismo, en un acto de espontánea y doliente solidaridad, gente anónima ha ido llenando las escaleras de entrada de la escuela con pares de zapatos infantiles. Un homenaje que, por su simbolismo, profundiza la presencia de estos cientos de pequeños ausentes en la consciencia de la humanidad.
Por María Ester Nostro
Fuentes:
El “desgarrador” hallazgo de 215 niños indígenas enterrados en Canadá (france24.com)
THE ASOCIATED PRESS Canadá baja banderas tras el hallazgo de cuerpos en la escuela - Indian Country Today
Fecha: 9/06/2021
- Fuente
- Escrito por Maria Ester Nostro
- Categoría: Toda la tierra es una sola alma