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La artista, educadora y difusora indígena J´net AyAy Qwa Yak Sheelth, perteneciente al pueblo originario nutka (nuu-chah-nulth) de Canadá, pasó por Buenos Aires y nos dejó desde aquellas tierras, una delicada estela de enseñanzas

La cita fue el pasado viernes por la mañana en la Embajada de Canadá en Buenos Aires. Gentilmente invitados por la Asesora Cultural y Académica, Beatriz Ventura, pudimos compartir junto a una docena de personas entre los que había representantes de los pueblos indígenas, antropólogos, fotógrafos y documentalistas –además de Beatriz y el Embajador- un cálido “desayuno de trabajo” en el que pudimos escuchar e intercambiar ideas con J´net.

Ella arribó con su para nada desapercibida presencia, con un vestido especialmente diseñado con motivos indígenas y con una gran amabilidad y disposición. Luego de las presentaciones de rigor de todos los presentes, tomó la palabra e hizo dos alusiones: la primera, que “como dicen los ancianos no debemos olvidar de donde venimos” y la segunda, acerca de la imposibilidad de encender allí un fuego, ritual de apertura que ella respeta, por ser el momento de recuerdo de los ancestros, pero que por esta vez deberíamos contentarnos con una imagen, la de la pantalla que estaba en la sala y desde la cual ella pasaría algunas placas informativas sobre su lugar de trabajo, el Royal Ontario Museum (ROM) de Toronto. “Artista, educadora y madre de tres hijos”- así se presenta- J´net pertenece a un pueblo considerado tradicionalmente como los “cazadores de ballenas” en Vancouver, en la costa del Pacifico, con la denominación de nutka o nootka la que les fuera dada por el capitán Cook y cuya lengua madre “entre 1884 y 1951” – nos recuerda- “fuera declarado fuera de la ley” a lo que agregó que hoy ellos se autodenominan “la gente de las montañas”

Su nombre significa “la que tuvo que renunciar, pero que sigue de pie con orgullo” y nos cuenta que comenzó su trabajo como experta en traumas, pero con la idea de “descolonizar las mentes e intentando desterrar las ideas de culpa”

Tuvo que esperar muchos años para poder llevar su verdadero nombre y tan pronto pudo hizo el cambio legal. Lo pronuncia todos los días como ritual de invocación a los ancestros.

La persistencia de la discriminación

Ante algunas de las preguntas que le fuimos haciendo, J´net dio una visión de la historia canadiense y del lugar en ella de los pueblos indígenas, no tan idílica como algunos entendíamos. Respecto a los territorios originarios si bien muchos de ellos fueron conservados, el sistema de reservas conllevó en la práctica una pérdida real no solo de parte de las tierras sino de acotamiento de costumbres, ceremonias y prácticas tradicionales, en un intento de asimilación de estas culturas al Estado canadiense.

Su madre pertenece a la primera generación de votantes indígenas que-como tales- tuvieron recién ese derecho en la década del ´60. “Hasta entonces podíamos votar, pero con la condición expresa de renunciar a nuestra condición de personas indígenas “

El Potlach, la gran ceremonia tradicional, estuvo declarada fuera de la ley hasta 1967 cuando se hizo una gran exposición de las culturas indígenas y en donde el arte originario se puso en valor por vez primera. Hoy, como para reforzar esta posición ella propone hablar de “arte viviente indígena”, remarcando la vigencia y actualidad de los pueblos y las culturas originarias.

“Es que si bien hay avances indudables, de alguna manera seguimos siento un problema”- reflexiona un tanto dolorida- “de todas maneras, mi forma de protestar ante estas persistencias negativas es a través de mi trabajo”

El ROM y la educación indígena como camino

En el Museo (ya con 101 años de historia) se desempeña como “Indigenous Outreach & Learning Coordinator”, algo así como responsable de la difusión de los temas indígenas y coordinadora del área de Educación. Integra allí un equipo de varios miembros de pueblos indígenas como los cree, ojibway, metis, tse duna, mississauga, sagamok, entre otros.

En su trabajo consulta permanentemente a los Ancianos, los que le dieron la indicación expresa de que “no se hable de objetos o artefactos, sino de una cultura arrancada”. Su trabajo, una vez más, consiste en “alimentar el fuego de su cultura”

El eje de sus tareas están vinculadas a la educación y desde los programas del Museo la intención es que se “suban” propuestas y modelos al Gobierno para replicarlos en ámbitos cada vez más amplios. Los Ancianos y Autoridades de su pueblo le piden especialmente que trabaje en Educación, más allá de que ella abarca otras áreas.

“Hoy se viven momentos difíciles en Canadá, porque todavía hay muchos síntomas de aculturación entre los pueblos indígenas, como el caso de mi madre, que fue a escuelas en donde la enseñanza era todavía muy colonizadora (sistema residencial escolar)”. Lo que propone en cambio el ROM es una enseñanza indígena: “tradicionalmente fue un Museo para turistas pero ahora busca ser un espacio que conecte al visitante con su mundo y con los otros mundos”

“Pero la educación indígena que yo hago” –remarca- “no es solo para el público ó los alumnos de las escuelas sino para el equipo del Museo. Y esta enseñanza es obligatoria” El otro aspecto muy interesante de esta enseñanza es que “los programas están centrados en el que aprende, permitiendo una perspectiva más equilibrada”

Respecto a las necesidades de las Escuelas comenta que hay una exigencia cada vez mayor de estos contenidos pero hay un obstáculo: “ellas no tienen materiales. Pues bien, esa es un poco mi responsabilidad. En estos momentos” – ejemplifica- “nos encontramos elaborando un Calendario con los hitos históricos de los pueblos indígenas, enfatizando en lo que nosotros somos fuertes”. “Este año” –continúa- hemos traído un especialista en Cosmovisión Indígena, para completar y complementar la formación científica de los maestros, entendiendo que los pueblos indígenas tienen también su ciencia” J´net trabaja codo a codo con el Ministerio de Educación en una suerte de “Junta” para la implementación de estos programas en las 500 escuelas que están a su cargo. En Toronto residen entre 70 a 90 mil indígenas de los cuales 15 a 25 mil son estudiantes. La “Junta” tiene la obligación de escuchar los requerimientos de los estudiantes indígenas en cuanto a contenidos, extendiendo esos conocimientos a todos los estudiantes.

En las escuelas se ha logrado instaurar que antes de la entonación del Himno Nacional se haga “un reconocimiento de los territorios originarios”. Este reconocimiento se hace a través de un juramento que “si bien no es estrictamente político, al ser una costumbre de los pueblos indígenas se termina instalando como un hecho político”

En el marco de esta perspectiva explica que “tenemos un programa de liderazgo para fortalecer a los jóvenes indígenas, pero nos dimos cuenta que era un sistema no inclusivo, con lo cual ahora lo dirige un joven pero con una amplia mirada, más allá de lo indígena”

“Mi trabajo está también afuera del Museo” –enfatiza- “con las comunidades, creando conciencia, con lo cual cuento con una gran riqueza humana más allá de mi labor puertas adentro del Museo, que a su vez está íntimamente relacionada con el afuera: mi misión es poner otros colores adentro del ROM, superando la visión tan exclusivamente occidental que tenía ”

J´net resalta aquí el importante rol jugado por Américo Castilla como parte del acuerdo Argentina – Canadá en sus aportes para el cambio del ROM y reitera: “pretendemos un Museo reimaginado, abierto, más inclusivo de otros campos, con la activa participación de los indígenas como culturas vivas”

El vuelo de las mariposas

Habían transcurrido unas dos horas y antes de despedirse, hizo pasar entre los presentes una bolsita que traía consigo con infinidad de mariposas de papeles de colores hechas por ella, para que cada uno eligiera una como recuerdo, para que pudiéramos cobijar a la mariposa (y ella a nosotros) como “símbolo de transformación, de cambio, acorde con los nuevos tiempos que atravesamos todos, incluidos los pueblos indígenas, porque ellos son el cambio”.

Y para que no olvidemos a los ancestros y de donde venimos, prendió un fuego simbólico por todos nosotros.

Fuente: El Orejiverde
Fecha: 7/9/2015

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