Un informe revela el escandaloso porcentaje de indígenas pobres en los estados sureños de Chiapas y Oaxaca.

En su reciente informe sobre el estado de la pobreza y la pobreza extrema en México en 2014, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reportó un incremento porcentual en la pobreza del país, lo cual ha sido duramente criticado por el partido que gobierna la nación, así como por una prestigiada institución educativa y de investigación.

No debe pensarse que las críticas apuntan a lo mismo, aunque ambas se refieren a los medios usados para obtener los resultados, o sea, que desprecian la metodología seguida. En este sentido, El Colegio de México es algo ambiguo en lo que expresa, pues sólo califica de tramposa la evaluación realizada.

Al respecto, es importante señalar que los mismos apuntamientos afloran en México cada vez que alguien quiere hablar en serio de la pobreza. Y ni se diga el diferendo cuando se trata de proponer soluciones, lo cual ocurre así porque se quiere mantener el negocio de la administración de los pobres.

Es de considerar que en este país las mediciones de la pobreza abarcan los siguientes rubros: Ingreso, rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a seguridad social, acceso a alimentación, calidad de espacios de la vivienda, y acceso a servicios básicos en la vivienda; y que la pobreza se manifiesta con más fuerza en las áreas rurales.

Destaca en el reporte un dato que siempre ha resultado tan escandaloso que ya muy pocos lo toman en serio: Se trata del porcentaje de pobres indígenas, que es un por ciento casi en la cima de los listados, entre las cifras que alcanzaron dos de las entidades de la federación que tiene mayor cantidad y diversidad de población indígena, los estados sureños de Chiapas y Oaxaca.

Una situación que llama la atención en el informe del Coneval es que ambos estados reportan que no tienen rezago educativo, sino que sobran plazas para que las personas puedan educarse. Este exceso sólo se ve superado por el acceso a los servicios de salud.

Empero, las carencias en materia de seguridad social son notables en ambas entidades, y en una de ellas, Oaxaca, aún permanece sin resolverse el caso de un profesor, quien también es defensor social, el cual fue sustraído ilegalmente de su comunidad y llevado a una prisión en el Centro-Poniente del país.

Se trata del profesor indígena ayook (a su etnia, en expañol se le nombra "mixe") oaxaqueño Damián Gallardo Martínez, quien fue apresado y torturado por casi 30 horas, y a quien aún no se da su libertad a pesar de que se ha probado su inocencia.

Recientemente, el 18 de mayo, tras cumplirse dos años de su aprensión, sus familiares y varios defensores de los derechos humanos lo recordaron, al tiempo que presentaron una historieta de su autoría que se llama "Las aventuras del ratón Zito", misma que trata de un roedor que posee principios éticos que son indispensables de desarrollar y fortalecer desde la niñez, al tiempo que busca compartir entre la infancia el conocimiento de sus derechos elementales.

Con el ánimo de comprender lo que ocurre en México, es importante notar que las zonas rurales de Oaxaca, al igual que ocurre en el resto de la nación, muestran graves problemas de cohesión social originados por las fracturas en las interacciones, que ocasionan los partidos políticos. De esta manera, los allegados a un partido -generalmente, son los caciques- sólo benefician a sus simpatizantes en la localidad, al tiempo que agreden a sus opositores y a los indecisos.

Por increíble que parezca, esto lleva también a que una actividad cultural local, como una biblioteca, un museo, una casa de cultura o una orquesta, puedan perder por completo el apoyo gubernamental luego de un cambio del partido en el poder.

También están los secuestros de las bibliotecas, que son tomadas por miembros de las comunidades, al tiempo que sus componentes son dispersados y/o vendidos en el mejor de los casos, cuando no son completamente destruidos, como resultado de los enfrentamientos que ocasionan estas fracturas de la cohesión social por causa de los partidos políticos.

Tenemos, de esta manera, razones para cavilar sobre por qué se oponen al reporte del Coneval el poder político y sus intelectuales orgánicos: No tanto por la metodología seguida, sino por los resultados.

Fuente: Robert Endean Gamboa (México)
Fecha: 6/08/2015